Si te pareces a nosotros, seguro te aferraste a algún objeto de tu infancia durante mucho tiempo. Tal vez algún trofeo infantil o una corona de alguna obra escolar. Y, en algún momento, te diste cuenta de que debías arrojar a la basura aquellos objetos para comenzar tu vida adulta.

Eso es más o menos lo que ocurre con la cartera de la Lucha Real; excepto que esa cartera está cargada de expectativas sociales y racismo, como también de inocencia juvenil.

Creemos que es simbólico que el narrador reciba esa cartera cuando todavía es un niño ingenuo y que luego se aferre a ella por el resto de la novela. Esto es un emblema de su vulnerabilidad pasada, de su afán de agradar y de sus ambiciones juveniles. La pérdida de la cartera sugiere una ruptura completa de los vínculos con su pasado juvenil y un verdadero renacimiento.