Resumen de El amor en los tiempos del cólera
Cómo se desenvuelve la historia
Al inicio de El amor en los tiempos del cólera, nos enteramos de que el doctor Juvenal Urbino recibe una llamada. Su amigo, el fotógrafo Jeremiah de Saint-Amour, se ha suicidado. Esto interfiere de una manera terrible con los quehaceres del médico, que no podrá ir a misa como suele hacerlo, sino que debe visitar a la amante secreta de Jeremiah, quién le explica que Jeremiah se suicidó porque se negaba a envejecer.
El doctor Urbino regresa a casa y se encuentra con que los sirvientes están tratando de atrapar a la mascota, un perico que habla y que, según nos cuenta el narrador, le ha de costar la vida al médico. Él y su esposa van a una comida en honor a uno de sus alumnos. Al volver, él intenta atrapar al loro, que ha volado hasta un árbol de mango. El médico cae del árbol y se rompe el cuello, lo que significa que el contratiempo de su propia muerte le impedirá asistir al funeral de Jeremiah.
La esposa del doctor Urbino, Fermina, parece serena en el velorio de esa noche. Un hombre llamado Florentino Ariza, presidente de la Compañía Fluvial del Caribe, aparece y se ofrece a ayudar. Al final de la noche, Florentino confiesa a Fermina que está enamorado de ella y que así ha sido durante los últimos cincuenta años. ¡Pero qué locura! Fermina, molestísima, lo echa de la casa.
La narrativa retrocede a medio siglo antes y ahí conocemos al adolescente Florentino Ariza. Éste trabaja en la oficina de telégrafos y, al ir a entregar un telegrama a Lorenzo Daza, el padre de Fermina Daza, la descubre por primera vez. A partir de ese día, el enamorado Florentino se sienta en el parque de enfrente de la casa de Fermina y finge leer mientras la mira ir y venir de la escuela.
Pasado un tiempo, Florentino se anima a darle una carta a Fermina. Después de un mes, exige impaciente una respuesta y es entonces que la recibe. Sin que el padre lo sepa, Florentino y Fermina comienzan una correspondencia apasionada y, dos días más tarde, le escribe para pedirle que se case con él. Fermina acepta iniciar un largo compromiso, que mantienen a escondidas del padre.
Un día, Lorenzo descubre las cartas y se lleva a Fermina a un largo viaje con la esperanza de que se olvide de ese afecto tan inapropiado hacia el pobre trabajador de telégrafos. Los amantes continúan la comunicación en secreto y planean casarse tan pronto como Fermina regrese. Cuando Lorenzo queda convencido de que su hija se ha olvidado por completo de Florentino, vuelven a la ciudad. Florentino está feliz, pero cuando Fermina lo vuelve a ver, se desenamora de él y cancela la boda.
A continuación, conocemos al joven médico Juvenal Urbino, que está obsesionado con erradicar el cólera, la enfermedad que le ha quitado la vida a su padre. Lo llaman a la casa de los Daza para diagnosticar a una paciente, la joven Fermina, y él determina que no tiene cólera. No es un amor a primera vista, pero el médico se entusiasma con Fermina, y al padre de ella le agrada la idea. Fermina no está muy convencida, pero su prima Hildebranda opina que el doctor Urbino es sexy y la anima.
Cuando Fermina por fin accede a casarse con el doctor Urbino, Florentino, desconsolado, decide irse a trabajar a otra ciudad. En el barco, una misteriosa desconocida lo aborda en la oscuridad y le roba la virginidad. Nunca descubre la identidad de su amante, pero se imagina que es Rosalba, una compañera de viaje. Florentino decide que, viéndolo bien, no le interesa el nuevo trabajo y regresa a casa para continuar viviendo en la misma ciudad que Fermina. Trata de olvidarla teniendo relaciones con muchas mujeres, comenzando por una viuda que se queda en la casa de su madre.
Mientras tanto, Fermina disfruta su luna de miel en Europa. Regresa a casa seis meses más tarde, embarazada, y el doctor y la señora Urbino se vuelven el centro de la vida social y cívica de la ciudad.
Decidido a hacerse merecedor de Fermina, mientras espera a que su esposo se marche al más allá, Florentino trabaja sin parar en Compañía Fluvial y es ascendido. También renueva su casa, escribe poesía y continúa sus innumerables aventuras amorosas clandestinas. Una de sus amantes, una mujer casada, es asesinada por su esposo cuando éste descubre que lo ha estado engañando. Más adelante, muere la madre de Florentino.
Según muchas anécdotas de la vida matrimonial que leemos, la relación entre Fermina y el doctor Juvenal Urbino no está exenta de problemas, pero en general, son bastante felices. Tienen dos hijos y se mudan a una casa nueva en un barrio residencial para que Fermina pueda alejarse de su suegra.
El nuevo siglo trae a la ciudad nuevos avances tecnológicos y cívicos. Florentino aprovecha cada ceremonia oficial para ver a su amada Fermina. En un viaje en globo a la costa para celebrar una inauguración, Fermina y su marido pasan por ciudades abandonadas a causa de la epidemia del cólera y se encuentran con que incontables trabajadores de las plantaciones de plátano han muerto a causa de una herida en la nuca. Fermina se va a vivir al rancho de su prima en el campo durante unos años, hasta que se da cuenta de que su marido está teniendo una aventura con una de sus pacientes. Pasado un tiempo se reconcilian y Fermina vuelve a la ciudad.
Todo el mundo comienza a envejecer. Cuando su tío se jubila, Florentino es ascendido a Presidente de Compañía Fluvial del Caribe. En este momento ya no tiene tantas amantes, pero comienza una aventura con América Vicuña, de catorce años, que ha sido enviada a la ciudad a estudiar. Él actúa como su tutor y nadie sospecha que tienen una aventura. Cuando el doctor Urbino muere y Fermina queda libre de nuevo, Florentino le avisa a América que está por casarse y termina con su romance. Florentino corteja a Fermina incansablemente por medio de una serie de cartas. Al final todo eso da resultado y se hacen amigos.
Un periódico local publica algunos artículos difamatorios sobre el padre de Fermina e insinúa que su difunto esposo ha estado teniendo una aventura con su mejor amiga. Con la intención de escapar del escándalo, Fermina accede a hacer un crucero por el río con Florentino. Se enamora de él y el crucero se convierte en una especie de luna de miel para los dos, pese al hecho de que las orillas del río han quedado deforestadas y los pueblos por los que pasan han perdido a su población a causa del cólera.
Florentino recibe noticias de que América se suicidó al ser incapaz de aprobar sus exámenes finales y, una vez que se cerciora de que nadie ha descubierto el secreto de su aventura, descarta su recuerdo.
Cuando el barco recoge a los pasajeros para el viaje de regreso, Fermina ve a unas personas que conoce y teme el escándalo si se llega a saber que está en un crucero de placer a tan poco tiempo de la muerte de su esposo. Para evitar que Fermina se sienta incómoda, Florentino ordena al capitán que ondee una bandera amarilla, señal de que se ha descubierto el cólera en el barco. Con esta excusa, el barco comienza a navegar sin pasajeros ni carga y solo se detiene a cargar combustible y recoger a la novia del capitán. Al volver a la ciudad, nadie quiere volver a su casa, al "horror de la vida real" (6.225). Así pues, Florentino sugiere que sigan navegando en el río "para siempre" (6.239).