Laberinto

La imagen del laberinto es una de las favoritas de Borges y aparece no solo en este cuento, sino también en muchos otros de su autoría. Pero como imagen clave del título El jardín de senderos que se bifurcan, podemos decir que se trata del mejor ejemplo de toda su obra. (¿No sabes bien qué es un laberinto? Haz clic aquí.)

Al igual que el objeto en sí, el laberinto borgeano es una idea en la que uno se puede perder durante horas. Aparece en tantos niveles en el cuento que sus significados simbólicos son tan infinitos como los senderos que se bifurcan de la novela de Ts'ui Pên. El laberinto es un espacio físico, el cual evocan los jardines que rodean el Pabellón de la Límpida Soledad de Ts'ui Pên, el "jardín simétrico" y lugar de juegos de la infancia del protagonista y la serie de senderos que se bifurcan y llevan al pabellón del doctor Albert. Pero el laberinto es también un espacio imaginario, el cual toma forma en la mente de Yu Tsun como un "laberinto de laberintos" infinito que abarca el "pasado y el porvenir y se extiende hasta los astros" (6).

La novela de Ts'ui Pên también es un laberinto: consiste en una infinidad de finales que se bifurcan para crear historias paralelas y alternativas. A medida que el doctor Albert va describiéndola, se hace evidente que el libro mismo (y por ende, el laberinto) es una alegoría del tiempo.

Y luego, en uno de esos giros borgeanos que hacen que sus cuentos pasen de ser muy interesantes a ser increíblemente espectaculares, la alegoría del laberinto como novela como tiempo invade la mismísima estructura del cuento que estamos leyendo, por lo que unas figuras invisibles provenientes de universos alternativos "pululan", o brotan, ante los ojos del protagonista.

Esta pululación nos hace detenernos y pensar: ¿será este cuento un laberinto en sí? ¿No contiene gran cantidad de referencias a figuras externas o invisibles, como ser el Jefe invisible, las primeras dos páginas faltantes de la declaración del doctor Yu, el editor anónimo del original y el resto de la carta de Ts'ui Pên? No se puede ver ninguna de estas figuras en el cuento, pero ellas llevan nuestra imaginación por caminos que se bifurcan y nos hacen imaginar todas las historias que debieron converger para generar el cuento tal y como es. La idea del laberinto se refleja hasta en el lenguaje que Borges usa en el texto.

¿Te partió la cabeza don Borges? Y sí, eso creímos.