Hester Prynne

Hester Prynne

Hester Prynne es como una navaja Swiss Army: es útil y poderosa. Usa su talento innato para transformar el significado de su castigo y, al final, se convierte en una leyenda de la sociedad puritana donde vive. Es aventurera -cruza toda la mar sola, dejando atrás a su familia, para vivir en la frontera- y una madre auto suficiente en uno de los momentos más pesimistas y austeros de la historia estadounidense. Al final, Hester encontrará una vía para mantener a su hija en una época en la que la mujer debe servir al hombre a través del matrimonio o servir a Dios. Para nosotros, ¡es la mejor!

Al comienzo del libro, es una joven mujer con una recién nacida. Ha estado sola en Nueva Inglaterra por los últimos dos años, porque su esposo, un intelectual millonario de Inglaterra la envió a la Colonia de la Bahía de Massachusetts mientras él se encargaba de los negocios en casa. La llegada de la bebé fue suficiente evidencia para acusarla de adulterio. Es difícil saber qué tipo de persona fue antes del libro. La historia comienza con su sentimiento repentino de vergüenza, de pie ante una multitud de ciudadanos y tomando conciencia, por primera vez, de que lleva la A escarlata en su vestido para que todos vean su culpabilidad.

Por siete años, carga tanto con la culpa y la humillación por su pecado como por su castigo de carácter público. Aun así, ella elige quedarse en la comunidad donde todos la desprecian. Aunque el narrador nunca explica por qué elige quedarse, sí sugiere que la gente tiende a mantenerse cerca de los lugares donde experimentan un evento significativo que haya cambiado sus vidas.

Hester elige compartir con los pobres, a pesar de su propia pobreza y a pesar del hecho de que los pobres también la miran hacia abajo por ser una mujer pecadora. Esto podría ser parte de su penitencia personal, pero su generosidad también sugiere que es una mujer con instintos caritativos innatos. Trabaja tan bondadosa y diligentemente para otros, que la gente comienza a reinterpretar la letra escarlata. Notan que es muy capaz, y que, claramente, hay bondad en ella, el tipo de bondad que protege a la gente del mal.

Después de siete años, Hester comienza a entender que no haber identificado públicamente a Roger Chillingworth como su marido, le trae como consecuencia, demasiada angustia y culpabilidad a Dimmesdale, su amante. Se da cuenta de que su pecado ha sido triplicado, no solo cometió adulterio y pecó en contra de su marido, sino que su pecado ha corrompido el alma de su esposo que ahora busca venganza. Lo que es más, no haberle avisado al Reverendo Dimmesdale, hace que lo lleve a la ruina.

La conciencia de Hester es aguda, y le duele profundamente el daño que le ha hecho a los demás. Sin embargo, también es verdad, como nos dice nuestro narrador, que en su aislamiento, ha estado vagando en el salvajismo moral. Entonces, cuando Dimmesdale dice que no tiene fuerzas para evadir el plan maléfico de Chillingworth, ella rápidamente sugiere que escapen juntos. Esta negación de las costumbres básicas de la sociedad, evidencia que la “letra escarlata” no ha hecho su trabajo, como dice el narrador.

(Queremos decir aquí que el narrador es un poco inconsistente. Primero juzga demasiado cruel el estilo puritano del castigo, y sugiere que Prynne ha cambiado el significado de la letra escarlata por ser diligente y trabajar duramente. Pero el narrador, luego intenta convencernos de que, después de todo, ha estado vagando en el salvajismo moral, y que los últimos siete años de aislamiento la han preparado para este momento donde rápidamente cae en pecado).

Al final, después de las muertes de Dimmesdale y Chillingwirth, Hester puede escapar a su identidad como una mujer en desgracia. Ella y Pearl pasan muchos años en el Viejo Mundo (Inglaterra), pero cuando regresa a Boston, después de mucho tiempo, voluntariamente se pone la letra A.
Hay muchas interpretaciones que explican esta decisión, pero el narrador nos dice que regresa porque la Colonia de la Bahía de Massachusetts es donde ella experimentó lo que es la “vida real”. “Su pecado lo cometió en la Nueva Inglaterra: aquí fue donde padeció; y aquí donde tenía aún que hacer penitencia.” (24.11) Así que podemos ver cómo crece y cambia su espíritu a través del curso de su vida.