Sangre

Saca el agua oxigenada, porque esta obra teatral la necesita: hay sangre por doquier. Desde el capitán ensangrentado del principio de la obra hasta la cabeza sangrante de Macbeth al final, la sangre chorrea, literalmente, en cada página. Pero, a nuestro parecer, es la sangre imaginaria la que realmente cuenta.

Cuando Macbeth considera asesinar a Duncan, él ve un "dagger of the mind" flotante que le apunta en la dirección de la habitación del Rey que está durmiendo (2.1.50). A medida que Macbeth se pregunta si su mente le está jugando trucos, el puñal se cubre de sangre imaginaria, lo que anticipa la forma en la que los puñales de verdad estarán cubiertos de sangre una vez que Macbeth asesine al Rey Duncan.

¿Pero de dónde saca su puñal? ¿Lo conjuraron las brujas? ¿Es producto de la imaginación de Macbeth? ¿Se le está tentando a Macbeth para siga adelante, o se le está advirtiendo que no siga esa alucinación? Dado lo que sucede más tarde, estamos tentados a decir que se trata de una visión propia de Macbeth, una externalización de su culpa.

Fuera, fuera, maldita mancha

A la larga, la sangre imaginaria simboliza la culpa tanto para Macbeth como para Lady Macbeth. Después de asesinar a Duncan, Macbeth supone que ni siquiera "Great Neptune's ocean" podría lavar la mancha de su culpa (2.2.78) después de que Lady Macbeth le dijera "go get some water / And wash this filthy witness" de sus manos (2.2.60-61).

Evidentemente, el agua no va a limpiar a estos dos. Lady Macbeth se pasa la mayor parte de los últimos actos tratando de limpiar el "spot" de sangre que ella no parece poder lavarse de sus culpables manos. (5.1.33). Pero es Macbeth quien realmente lo dice de frente. Después de asesinar a su amigo Banquo, que regresa en forma de fantasma, Macbeth le dice que "blood will have blood" (3.4.151). Su imagen de caminar por un río de sangre resume la lección: vale la pena seguir una vez que empezaste, porque esto nunca va a lavarse.