Logan Killicks
Logan Killicks es el primer esposo de Janie. Poco se dice de los sentimientos más profundos de logan, por lo que le puede sonar al lector como un personaje chato. Esta escasez de información es adecuada, dado el vacío y desesperanza que simboliza para Jane. Lo poco que sabemos de Logan es, sin duda, información desagradable. Es viejo y feo, en contraste con la belleza juvenil de Janie. Ella lo rechaza por su rostro asimétrico y porque le falta la decencia de lavarse los pies antes de ir a la cama. Si bien Janie representa la belleza, Logan representa la fealdad, en todos los sentidos. De hecho, Janie lo ve como la "profanación" de su imagen del amor verdadero, que se basa en su experiencia bajo el peral en flor. Representa la antítesis de su noción del amor, y ella entra al matrimonio con un escepticismo velado solo por su esperanza ingenua y juvenil.
Logan también es un desposeído emocional. El poco afecto que muestra a Janie al inicio de su matrimonio es descrito como que le hablaba "con florituras" o solo palabras falsas que se marchitan pronto. Después de eso, solo muestra molestia y frustración cuando Janie rechaza sus intentos de mandarla. Logan parece creer que casarse significa dominar a la mujer y que las mujeres son objetos a disposición del hombre. También se siente poco valorado por Janie porque ella no lo adora por hacerla la señora de sesenta acres de tierra.
Pero Logan no es un personaje malvado, solo es deprimente. Su ineptitud con las palabras contradice la complejidad de ideas que entran en su cabeza entrecana. Cuando Janie amenaza con dejarlo, Logan siente un temor verdadero, pero como ese temor es provocado por una mujer, no posee el vocabulario necesario para responder. Así pues, en vez de abordar de manera directa el problema y permitirse estar en una posición de vulnerabilidad, Logan intenta restar importancia a la amenaza de Janie y la subestima. Como resultado, Janie lo percibe como insensible y que no la valora, así que lo deja para casarse con Joe Starks.