Nwoye

Nwoye es el hijo mayor de Okonkwo, al que éste considera irremediablemente afeminado y parecido a su padre, Unoka. De niño, Nwoye es objeto de la crítica de su padre, lo que lo mantiene en una constante insatisfacción emocional. Eventualmente, Ikemefuna llena ese vacío, y Nwoye, en su adoración por su hermano adoptivo, comienza a imitarlo. De forma extraña, Ikemefuna cumple el rol de padre y de hermano en Nwoye, dándole al mismo tiempo, un oído para escuchar y un modelo para imitar.

Más que cualquier otro personaje, Nwoye representa al niño inocente y sensitivo a su ambiente. También, Nwoye está desconcertado por las aparentemente arbitrarias crueldades cometidas a su alrededor. Su característica dominante es su increíble habilidad para sentir y comprender a los otros, inclusive más que los personajes femeninos. Aunque la mujer moderna considera positivo los rasgos de “un hombre sensitivo”, Okonkwo no está impresionado y, agresivamente, trata de mantener a su hijo alejado de los modos femeninos.

Después del asesinato injusto de Ikemefuna, Nwoye se siente cada vez más apartado de su padre y parece perderle el respeto. Sin la influencia y la compañía de Ikemefuna, y con la pérdida de fe por parte de su padre, Nwoye regresa a su anterior naturaleza gentil, en vez de adherirse a la falsa masculinidad que pretendió tener en presencia de Ikemefuna. Okonkwo se decepciona, cada vez más de Nwoye por ser, según él, extremadamente afeminado. Ni padre ni hijo son capaces de entender al otro en sus propios términos.

Al final, Nwoye es incapaz de perdonar a Okonkwo por su traición al matar a su hermano adoptivo. Por su parte, la traición de Nwoye a su padre al convertirse al cristianismo, puede ser leída como un intento de venganza. El cristianismo, también, tiene sus encantos para Nwoye. Los sermones de los misioneros acerca de hermanos viviendo en “la oscuridad y el miedo, ignorantes del amor de Dios”, tocan profundamente a Nwoye. Estos mensajes parecen hablarle de otra forma de vida que Nwoye jamás había escuchado; una forma de vida en la cual los padres no matan a sus hijos adoptivos y donde los gemelos no son abandonados para morir en el Bosque Maligno.