Phineas
Gene describe a Finny como casi sobrehumano. Es una mezcla de dios griego y diablillo travieso, un superatleta y un niño entusiasta. Casi se podría decir que un halo divino emana de su cuerpo, a tal grado que comenzamos a preguntarnos si alguien así puede existir en la realidad. ¿Podría ser Finny todo lo que dice Gene o estas descripciones son producto de una imaginación demasiado activa y una mente adolescente un tanto propensa a la hipérbole?
Pero aunque tengas en cuenta que el narrador no es confiable, es difícil no sentirse atraído por el personaje de Phineas. Es carismático, de corazón puro, de aptitudes naturales y, lo más importante, vulnerable de una forma casi palpable. Finny puede ser un héroe, pero está lejos de ser invencible y su capacidad de romperse lo hace un ser humano ante nuestros ojos, más allá de cómo Gene quiere que lo veamos. La vulnerabilidad de Finny no es solo física y, por consiguiente, sufre más lesiones que una pierna rota. Piensa en la imagen en la playa, cuando Finny declara, desnudo, que Gene es su mejor amigo. Se pone en una situación de vulnerabilidad emocional y, al no responder, Gene se aprovecha de esa susceptibilidad.
Una y otra vez, Gene lastima a Finny de maneras no físicas. Cuando estudia con entusiasmo para derrotar a Finny en Devon, lo hace en silencio y sin querer que Finny lo entienda como él entiende a Finny. Alberga un resentimiento secreto y, al hacerlo, se aprovecha de la ingenuidad, bondad y confianza de Finny. Estas cualidades hacen de Phineas la persona que es, pero también lo ponen en riesgo. No hay más que prestarle atención a las cosas que dice. "Cuando amas algo de verdad, este algo te corresponde, de cualquier manera que sepa querer" (8.60). No se puede imaginar que su amigo haya causado el accidente porque lo quiere demasiado. Finny reprime el recuerdo de ese día e incluso ignora la confesión de Gene, todo en nombre de esta especie de amor mutuo.
Gene reconoce las vulnerabilidades de su amigo, tanto en retrospectiva como cuando tenía dieciséis años. Dice sobre su amigo, que "Phineas era un mal embustero, pues le faltaba práctica" (8.73). Pero la verdad emerge en esa última conversación entre los dos muchachos, cuando Gene explica lo inútil que sería Finny en la guerra. Eso es. Phineas es inútil en un mundo de hostilidades y lucha. Pese a todas sus aptitudes, pese a todas sus habilidades divinas, termina vulnerable, lastimado e incluso muere a causa de su carácter.
Es posible que Finny lo entienda hasta cierto grado, lo que de algún modo explica su forma poco ortodoxa de vivir. "Phineas creaba un ambiente", según Gene, "una manera de evaluar el mundo con reservas erráticas y del todo personales, dejando que los hechos de éste se filtraran y fueran aceptados solo poco a poco, tanto como pudiera asimilar sin la sensación de caos y pérdida" (13.46). Así pues, Finny "crea" su propia versión de la realidad. Tiene un sistema de normas que rigen el comportamiento ("nunca digas que mides 1.79 cuando en realidad mides 1.78"), una visión que ignora cualquier rasgo negativo y una dependencia en la negación como no se ha visto antes; recuerda, se ha convencido a sí mismo de que la guerra no existe y de que Gene participará en las Olimpiadas de 1944. Finny, en esencia, transforma el mundo en una gran cancha. Y como los deportes son puros y buenos y nadie pierde nunca, Phineas siempre está en su salsa. Cuando ciertos eventos amenazan con sacarlo de su mundo de fantasía, Finny reacciona metiéndose más en él; y llevándose a Gene consigo. "Me llevaba cada vez más lejos […]," dice Gene, "a un mundo habitado por él y yo, donde no hay guerra, solo Phineas y yo solos". (9.17)
En su mundo, Finny intenta vivir a través de Gene. En teoría, Gene tendría que hacer deportes por él, para "ser parte" de él, para competir en las Olimpiadas por él; para que haga todas las cosas que Finny ya no podrá hacer. Es por eso que Phineas se pone a la defensiva cuando Brinker intenta ayudarlo con las muletas, pero accede a recibir la ayuda de Gene. Gene no es cualquier persona, es una extensión de Phineas. No es sino hasta la investigación de Brinker en la sala de asambleas que Finny se ve obligado a "enfrentarse a la realidad", como indica Brinker, y volver de su mundo de fantasía para ver a Gene tal y como es.