Imaginería de luz y oscuridad
Este poema juega mucho con la noche y el día, la luz y la oscuridad. Prácticamente todo lo relacionado con el presente es oscuro, deprimente y está relacionado con la noche. Pero cuando el emisor recuerda los pasionales encuentros con su amante, ¡el fuego se apodera de la escena! Echa un vistazo a la forma en la que la imaginería ilumina (¿entiendes?) el mensaje del poema.
- Verso 1: El poema se desarrolla durante la noche, y este verso hace que nos concentremos en el recuerdo del , como si estos fueran un punto de luz en la oscuridad. Ese recuerdo "emerge" del mismo modo en que lo haría una persona. Se trata de un caso de personificación.
- Verso 3: El momento del día que tiene lugar entre la oscuridad y la luz (el amanecer) desempeña un papel protagónico en el poema, y es caracterizado como un espacio temporal solitario. Este es el momento en el que el emisor, a través de un símil, nos comunica que se siente tan abandonado como los muelles.
- Verso 12: El recuerdo realmente empieza a arder aquí. Lo que al principio era un pequeño recuerdo que emergía de la noche, ahora brilla como la luz de un faro. Este es otro ejemplo de símil.
- Versos 19-20: El poético emisor trata de continuar con su vida, a pesar de lo difícil que le resulta. Para describir este momento recurre a términos relacionados con la luz y la oscuridad. El dolor que pretende superar es una "muralla de sombra" que intenta hacer a un lado. Tanto en lo que respecta a sus acciones como a sus deseos él intenta avanzar, suponemos que hacia la luz.
- Versos 25-26: Las islas son lugares solitarios (¡no hay ni un istmo al que aferrarse!), ni siquiera uno metafórico. Cuando cae la noche, el hecho de que estén rodeadas por la inmensidad del océano, las hace parecer aún más desamparadas. La mujer salvó al emisor de esa oscura soledad.
- Versos 34-35: Aunque su relación haya terminado, el emisor sigue relacionando a la mujer y el amor con la luz, pero esta, en lugar de guiar, como la luz de un faro, arde como el fuego.
- Verso 56: La sombra, que, como cualquier sombra, se produce bloqueando la luz, es lo único que le queda al emisor. La mujer, a quien se identifica con la luz a lo largo del poema, se encuentra separada del emisor por el tiempo y el espacio, de modo que esta metáfora nos muestra que lo único que le queda de ella es su sombra.