La comida
Como mencionamos antes en la sección "¿Y a mí qué?", la comida representa mucho más de lo que trae el plato en Como agua para chocolate.
Primer plato: Huevos
Huevos. Pequeños, blancos, deliciosos, perfectos para los tacos del desayuno y para los huevos rancheros. ¿A quién no le gusta un buen huevo? Bien, si es pasado por agua y eres Tita De la Garza, sin duda, no te gustará. Mamá Elena la obligaba a comerlos cuando era pequeña, de igual modo que nuestras madres nos obligaban a comer brócoli.
Por lo tanto, los huevos le traen malos recuerdos a Tita, pero, por otra parte, son un ingrediente importante de muchas de sus recetas. ¿Primer plato que entra en la categoría de los huevos? El pastel Chabela de bodas para la ceremonia de Rosaura y Pedro.
Sabemos que este pastel será de todo menos pan comido cuando leemos lo siguiente:
[…] [Tita] Asociaba los blanquillos con los testículos de los pollos a los que habían capado un mes antes. (2,78)
¡Ay!
¿Qué sucede exactamente con esta comida? Produce dolor y angustia, sí, pero, para hacer tortilla (y pastel, frituras de crema y Rosca de Reyes).
Segundo plato: Cebollas
La cebolla tiene que estar finamente picada. (1, 1)
En el primer renglón de la novela, ya encontramos un símbolo que produce lágrimas. Para nosotros, la gente normal, es común lagrimear un poco, pero, para Tita, las cebollas la hacen llorar y verter un mar de lágrimas..
Al tener sus sentimientos tan arraigados a la comida y a la cocina, Tita puede expresarse a través de sus platillos y echar maldiciones sobre ellos. Las lágrimas son sazón para sus comidas, y las de Tita son lo suficientemente poderosas para hacer que los hombres adultos lloren como niños. Ah, y que además vomiten sin control. ¡Qué rico!
¿Quieres saber más acerca del poder de la cebolla? Fíjate en la sección "What's up with the ending?" (en inglés).
Tercer plato: Las rosas
Se desprenden con mucho cuidado los pétalos de las rosas, procurando no pincharse los dedos, pues no solo las pequeñas heridas son dolorosas sino que los pétalos pueden quedar impregnados de sangre y esto podría alterar el sabor del platillo e incluso provocar reacciones químicas peligrosas. (3,155)
Qué eufemismo. Pareciera que la sangre de Tita es el Viagra más potente que existe... Y si bien este parece ser un símbolo más bien obvio y, seamos realistas, cliché, del amor, Esquivel logra utilizar las flores de un modo particularmente fuera de lo común, inolvidable y sexy.
En una de las escenas más visuales de todo el libro, un ramo de rosas que Pedro regala a Tita da lugar al platillo más tentador, codorniz en salsa de pétalos de rosa.
Parecía que habían descubierto un código nuevo de comunicación en el que Tita era la emisora, Pedro el receptor y la pobre Gertrudis el medio […]. (3,179)
Las rosas no solo simbolizan la sexualidad y el deseo sexual, sino que además llevan a la liberación de Gertrudis de la hacienda y del yugo de Mamá Elena. Las rosas también son un ejemplo de cómo la expresión de nuestra sexualidad y el tener sexo (seguro, por favor) puede llevar a o causar liberación.
Para Gertrudis, sin duda, fue así. Si bien trabajar en un burdel no parece el trabajo más progresista, ella lo elige para sí misma. ¿Y qué hace después? Lucha como un hombre, entre hombres y se convierte en generala a quien los hombres deben obedecer y cuyas reglas deben acatar. Y pensar que todo empezó con una pequeña y bella flor.