Mamá Elena

"No wire hangers" (no uses perchas de alambre)

¿Alguna vez viste la película Mommy Dearest? Si nunca la has visto, piensa en la madre más violenta, aterradora e injusta que te puedas imaginar. Multiplícalo por tres y te acercarás bastante al personaje de Mamá Elena. Está bien, quizá estemos exagerando un poquito, pero, sin duda, ella no es floja ni sentimental.

¿Dónde está el amor?

No lo vemos (ni abrazos, ni besos), no lo oímos (las palabras "te quiero" nunca se pronuncian y, sin duda, tampoco se demuestran en acciones). De hecho, ella es bastante agresiva con Tita, adopta un enfoque brusco y masculino con su hija menor, la trata más como propiedad que como persona.

Por ejemplo, cuando ella la encuentra llorando, le da una "una bofetada fenomenal que la hizo rodar por el suelo […]" (2. 83).

Además, también tiene la habilidad de utilizar el temor como arma, como lo hizo con sus amenazas a Tita:

[...] no te voy a permitir que empieces con locuras. ¡Esta es la primera vez y la última! ¡O te aseguro que te arrepentirás! (2.92)

Más tarde, la amenaza con enviarla un hospital psiquiátrico. Y creías que tu madre estaba loca.

¿Es preciso ser cruel para ser amable?

Quizá sí, quizá no. Podemos, intentamos, casi entender su punto de vista si encajamos la historia dentro de su contexto histórico: imagínate el riesgo que conlleva manejar tu propia hacienda en México a principios del siglo XX como madre soltera. Incursiones tanto de los rebeldes como de los independientes están sucediendo todo el tiempo y varios personajes de la novela mueren a balazos.

¿Cambiamos de opinión acerca de Mamá Elena al enterarnos de su pasado oscuro y su vida trágica en materia del corazón? Después de todo, ella pierde al hombre de sus sueños y la obligan a casarse con otro.

Entonces, ¿podría ser que ella esté tratando de salvar a Tita de una pérdida semejante? O bien, ¿está tratando de cubrir sus propias cicatrices? No podemos dejar de preguntárnoslo cuando vemos que dice cosas como esta:

Nunca he necesitado un hombre para nada, sola he podido con la hacienda y con mis hijas. (4.284)

Por lo menos, ella nos hace cuestionarnos por qué somos como somos. ¿Terminamos siendo igual que nuestros padres o tenemos la capacidad de romper el ciclo y convertirnos en nuestro propio ser?