María Alejandrina Cervantes
La "otra" mujer
Al diablo con ser una buena chica, queremos ser como María Alejandrina Cervantes.
Hay tan sólo una mujer en todo el libro que es descrita una y otra vez de un modo que la hace igual a los hombres de la novela: María Alejandrina Cervantes:
María Alejandrina Cervantes, de quien decíamos que sólo había de dormir una vez para morir, fue la mujer más elegante y la más tierna que conocí jamás, y la más servicial en la cama, pero también la más severa. (3.47)
Los hombres no le enseñan nada, ella les enseña a ellos. Nadie le quita la virginidad, ella les quita la virginidad a los hombres. Su honor no se mancha con algo tan simple como el sexo. También parece ser la única mujer en todo el libro a la que alguien ama y que no es parte de un matrimonio por conveniencia.
Al considerar la importancia que se le da en este pueblo a la virginidad, tal vez te sorprenda saber que la mujer que posee todos estos atributos positivos es una prostituta, pero tampoco es una mera coincidencia. Una prostituta no debe seguir las mismas reglas que el resto de las mujeres en esta sociedad patriarcal. No tiene que cuidar la virginidad ni hacer lo que los hombres quieren que haga. No depende del cuidado de los hombres, gana su propio dinero y tiene su trabajo. En otras palabras, es una mujer independiente.
A pesar de estar fuera del sistema, María Alejandrina Cervantes sigue reforzando su doble moral. Mientras que los hombres pierden la virginidad sin hacer alboroto, alguien debe morir si una mujer pierde la suya en el momento equivocado. Mientras que se supone que las mujeres deben ser fieles a sus maridos, incluso el narrador, quien recién le ha propuesto matrimonio a su prometida, va a ver prostitutas varias veces al día. ¿Qué tan justo es eso?