Las dos monjas
Las monjas son otro ejemplo de los personajes menores que existen solo para decirnos algo acerca de Holden. No sabemos casi nada de las monjas como para analizarlas, pero podemos ahondar en la forma en que Holden las ve, y en consecuencia, sacar conclusiones de Holden.
La conversación acerca de Romeo y Julieta es interesante. Holden dijo antes que Romeo no es demasiado listo y que sus hermanos y hermanas son cincuenta veces más inteligentes que él. Pero la conversación nos recuerda que aunque Holden tenga problemas con la educación formal, en realidad es un muchacho inteligente. Sus ideas acerca de la obra no son triviales, y profundiza en las emociones de la historia para identificar la que de verdad es la escena más trágica de la novela: la muerte de Mercucio. El punto es que Holden es inteligente emocional e intelectualmente.
Y no solo sabe de literatura del siglo XVIII. La observación de Holden de que las monjas “nunca iban a comer a un restaurante caro” es conmovedora. Como su interacción con Sunny, esta parte nos muestra lo piadoso que es Holden. Siempre se pone en los zapatos de los demás, está pendiente de lo que ocurre a su alrededor y piensa de forma consciente cómo puede relacionar todo eso con su propia vida (solo debes recordar lo de café y tostadas contra huevo y tocino).
Hablando de café y tostadas, todo esto de las monjas le permite a Holden hacer una digresión acerca del dinero y de la religión. Holden termina concluyendo que si una persona tiene dinero y la otra no, se les hace difícil pasar tiempo juntos. No imposible, claro, pero ciertamente difícil. Concluye lo mismo acerca de las personas de diferentes religiones; los católicos siempre tratan de saber si los demás también son católicos, porque, según él, disfrutan más las conversaciones con un correligionario. Para Holden todas esas construcciones crean barreras sociales, y para un adolescente que ya de por sí le cuesta hacer relaciones, las barreras definitivamente no son buenas.