De Lacey
De Lacey es el campesino parisino que se quedó ciego y vive en una cabaña con su hijo e hija. Es un anciano agradable: "descended from a good family in France" (14.2) y la única persona que conocemos que trata bien al monstruo. (Cierto, es porque es ciego, pero no importa).
Además de generar una sensación cálida y agradable que se yuxtapone al asilamiento del monstruo, DeLacey nos da esperanza en la humanidad. Se compadece de la infelicidad del monstruo, diciéndole que no pierda las esperanzas, insistiendo con optimismo en que los corazones de los hombres están llenos de amor fraternal y caridad ("the hearts of men … are full of brotherly love and charity") (15.24), y diciendo que ser servicial de cualquier manera con un ser humanole dará verdadero placer ("afford [him] true pleasure to be in any way serviceable to a human creature") (15.30).
Claro, este momento Disney llega a su fin cuando los niños vuelven. Qué pena que no todos seamos ciegos.