Palabras

Sí, leíste bien. En "La Biblioteca de Babel", las palabras representan símbolos. "Espera un momento", estarás pensando. "¿No usamos palabras para comunicarnos? ¿No se supone que las palabras encierran un significado?"

En efecto, pero Borges puntualiza que las palabras no tienen un significado inherente. Es decir, un término no significa algo porque el universo así lo haya ordenado. No existe ningún dictador del lenguaje que nos diga que la palabra "perro" hace referencia a "una criatura peluda y amigable de la que te volverás inseparable". No, las palabras tienen el significado que nosotros les asignamos, y este es un tanto arbitrario. Puede variar dependiendo de la cultura, del idioma, de la época e incluso de un individuo a otro. En realidad no hay forma de saber si la palabra que uses será entendida de la misma forma por tu interlocutor. Borges lo deja claro cuando su narrador pregunta: "Tú, que me lees, ¿estás seguro de entender mi lenguaje?".

En este relato, las palabras son símbolos en su forma más básica: signos que representan otra cosa. Este es el principio fundamental en el que se basa el estructuralismo, un enfoque lingüístico desarrollado por un tal Ferdinand de Saussure a principios del siglo XX. Sus ideas sobre la arbitrariedad del lenguaje llegaron a influir sobre toda una generación de escritores y críticos literarios.