Sohrab

No conocemos a Sohrab hasta el final de la novela, por lo que Hosseini no tiene mucho tiempo para desarrollar al personaje. No obstante, lo que sí nos cuenta el autor es lo mucho que se parece a Hassan. Cuando Amir conoce a Sohrab, dice que "[e]l parecido era asombroso" (22.49). Al igual que Hassan, Sohrab es infalible con el tirachinas. También es bastante perspicaz para alguien de su edad. Cuando Amir trata de explicarle el motivo por el que Baba no admitió que era padre de Hassan, Sohrab lo entiende al instante: "¿Porque […] era hazara?" (24.112).

Sohrab también parece haber heredado la bondad innata de su padre. Cabría esperar que descargara su ira contra Amir o tratara de vengarse de él por casi abandonarlo, pero no es el caso. Es cierto que Sohrab se mantiene en silencio durante un año, pero ese hecho parece estar más vinculado a un desinterés por el mundo en general, que a un enfado con Amir. Y esa es la mayor diferencia entre Hassan y Sohrab. La crueldad de gente como Assef acaba con Sohrab. Cuando Amir le dice que tiene que ingresarlo en un orfanato temporalmente, Sohrab intenta suicidarse. No creemos que lo haga con el fin de hacer daño a Amir, sino porque simplemente no aguanta más y prefiere rendirse. Hassan nunca llega a sucumbir a la derrota, a pesar de haber sido también víctima de una violación y varias traiciones.

Es posible que Hosseini nos quiera mostrar, a través de Sohrab, que un país no soporta más que una cantidad limitada de crueldad. Quizá la primera y segunda generaciones sean capaces de eludir el absoluto cinismo del suicidio, pero no la tercera generación. Una tercera ronda de traiciones y abusos es simplemente demasiado.