Granger
A diferencia de Faber, Granger ha hecho las paces con su lado rebelde y ha ideado un sistema para satisfacerlo, y sin que lo maten (una hazaña increíble en esta novela). Se ve que estuvo reflexionando sobre la crisis que afligía a la humanidad (o algo menos dramático) y ha decidido que esto es lo que se debe hacer. Es Granger quien revela la gran lección de la novela sobre el comportamiento cíclico de la vida. Nos explica que los humanos construyen una base de conocimiento y luego lo destruyen y quedan sumidos en una edad oscura.
Eso sí que es deprimente. Dado que es el tercer y último mentor de Montag, y debido a que su discurso es el plato fuerte de la Tercera Parte, Granger es el encargado de establecer el tono final de la novela. ¿Cómo se sentirá el lector? ¿Profundamente deprimido o increíblemente optimista? Sea por la razón que sea, Granger mantiene la esperanza: "Pero eso es lo maravilloso del hombre; nunca se descorazona o disgusta tanto como para no empezar de nuevo. Sabe muy bien que su obra es importante y valiosa". Las palabras de Granger acompañan a Montag (y al lector) incluso después de que la ciudad queda destruida por el bombardeo.