El pescadito de oro del coronel Aureliano Buendía
Una imagen recurrente en la novela es la forma en la que los humanos, que son capaces de usar su energía y fuerza vital para crear y ser productivos, a menudo eligen desperdiciar esa habilidad en actividades inútiles y obsesivas. Antes de la guerra, el coronel Aureliano Buendía es un excelente orfebre que se dedica a hacer pescaditos de oro decorativos para contribuir con los gastos domésticos. Tras la guerra, esos mismos pescaditos de oro se convierten en una forma improductiva de pasar el tiempo. Fabrica pescado tras pescado, los derrite y vuelve a empezar, repitiendo este proceso hasta su muerte.