Elizabeth Leefolt
Al igual que su mejor amiga Hilly, Elizabeth cae plenamente dentro de la categoría de villano, aunque admitimos que la consideramos un poco más comprensiva que Hilly. Esto no justifica lo que hace, pero parece particularmente vulnerable a los caprichos de Hilly por su limitado estatus económico. Aunque su madre, Miss Fredericks, es rica, Elizabeth y su esposo Raleigh parecen ganar menos dinero que la mayoría de sus amigos. Detrás de su lealtad perruna a Hilly, Elizabeth debe de saber cuán fácil sería para Hilly hacer de su vida terrible también.
Sin embargo, Elizabeth no parece darse cuenta de nada conscientemente. Da la impresión de ser insulsa, insensible y mezquina. Es una partidaria con pocas ideas propias. Peor aún, desatiende a su hija Mae Mobley y la abusa física y verbalmente. Como observa con humor Aibileen, quien trabaja para Elizabeth, "La gente que la ve en el supermercado Jitney 14 nunca se imaginaría que es capaz de salir de casa y dejar a su hija llorando en la cuna de ese modo. Pero la criada lo sabe" (1.25).
Por su estatus social, Elizabeth no puede ser conocida como madre abusiva. Su estatus le permite abusar y desatender a su hijo con impunidad e impide que le den ayuda para sus problemas. Hay indicios de que Elizabeth cría a su hija de la forma que su madre la crio, con violencia y con disgusto, pero como solo vemos a Elizabeth a través de los ojos de Aibileen y Skeeter, no sabemos de verdad qué hay detrás de las apariencias.
Mirando el lado positivo, sí vemos un destello de cambio con Elizabeth al final de la novela. Cuando Hilly castiga a Aibileen tendiéndole una trampa para incriminarla por robar su plata, Elizabeth despide a Aibileen, pero también se disculpa y rehúsa presentar cargos contra ella. Esto no suena a mucho, pero para Elizabeth, es un gran paso. Ha adoptado una actitud un poco firme en contra de Hilly y abre sus ojos poco a poco a la verdad de las cosas.