El doctor Juvenal Urbino
El doctor Urbino es la imagen perfecta del hombre moderno. Tiene una educación de primer nivel en medicina y sigue las últimas tendencias de la ciencia, la literatura y las artes en Europa. Va a la iglesia casi sin falta. Tiene un sentido muy fuerte del deber cívico y trata de salvar al mundo (o al menos a la ciudad) curando el cólera. No solo eso, sino que es rico, popular, educado y sabe conquistar a las chicas. En otras palabras, es todo lo que no es Florentino, lo que los hace excelentes contrastes.
Al final, el doctor Urbino es el que se queda con la chica. Su amor por Fermina quizás no sea tan apasionado como el de Florentino, pero es mucho más práctico. Él y Fermina tienen un matrimonio relativamente feliz: educan a sus hijos, van a la iglesia, organizan eventos comunitarios y viajan mucho. Aunque de vez en cuando él comete algún error (como cuando tiene una aventura con una de sus pacientes), su habilidad para comunicarse con su esposa significa que, con el tiempo, todo se soluciona entre los dos.
Aunque es fácil sentir un poco de resentimiento hacia el doctor Urbino, en realidad no es un mal tipo. Es solo que los privilegios de los que ha gozado toda su vida dificultan que entienda las perspectivas de las personas menos afortunadas. (Piensa en lo rápido que condena a su mejor amigo, Jeremiah, cuando descubre los crímenes que ha cometido en Haití antes de volver a la ciudad de los virreyes a empezar de nuevo).
El doctor Urbino también queda, de alguna manera, cegado por su compromiso con el orden y el progreso; ideales que, por otra parte lo ayudan a limpiar la ciudad y a aliviar la epidemia de cólera, pero por otra tienen algunas oscuras consecuencias. Cuando el doctor Urbino pasa la última tarde de su vida leyendo un libro escrito por el eugenista y simpatizante nazi Alexis Carrel y más tarde su hijo se explaya prosaicamente sobre los beneficios de eliminar a las personas ancianas e indeseables de la sociedad, nos recuerda que la ideología del orden y el progreso científico, cuando se llevan al extremo, pueden ser usados para justificar algunas de las peores atrocidades de la humanidad.
La incapacidad del doctor Urbino de ver las oscuras consecuencias de la ideología del orden y el progreso, junto con la vida de privilegio extremo que lleva, nos hace pensar que es un tanto ingenuo. Su nombre refuerza esta sospecha y refleja no solo su obsesión con los días de su juventud y su tendencia en la edad madura de volver a ese estado infantil, sino también un sentido de la inocencia. Pero, ¿es el buen doctor ingenuo o más bien pragmático? ¿Su aparente ignorancia de la aventura que hubo entre Fermina y Florentino en su juventud es genuina o finge? Recuerda que, después de su muerte, el fantasma del doctor Urbino desea alegremente un buen viaje a Fermina cuando parte en un crucero con su nuevo novio. ¿Podría ser que haber hecho de la vista gorda con respecto a esa clara pasión fue lo más inteligente que pudo haber hecho?