Fermina Daza
¿Ya te hartaron los romances en los que la heroína siempre es perfecta? Por supuesto, Bella de Twilight puede que tenga un pequeño problema de inseguridad, pero su humildad excesiva solo la hace más adorable. Julieta puede haber tomado algunas decisiones impulsivas en su relación con Romeo, ¡pero su impulsividad es tan apasionada y romántica! Seamos sinceros: estas chicas no tienen nada que no sea atractivo. Pero después de un tiempo todo esto puede resultar aburrido.
Pues bien, Fermina no es perfecta. De hecho, a veces es una persona mala y fea. Claro, al principio parece una heroína perfecta e ideal: es joven, hermosa, rica y muy consentida por su padre, que siempre está buscando escalar en la sociedad. Cualquier hombre que la ve parece enamorarse de inmediato. Tal vez esté un poco sobreprotegida, pero eso solo lo hace más interesante, ¿no?
Los defectos de Fermina
Fermina no participa en los juegos románticos que todos conocemos y, a medida que vamos leyendo, descubrimos que es porque no es una persona estereotípica. Tiene defectos y planes y emociones y prejuicios, como la gente real. Si lo piensas, ¿cuántas veces las vidas de las personas reales se asemejan a los romances de los libros? No muchas. Quizás podríamos ver a Fermina como la manera que tiene Gabriel García Márquez de rescribir los cuentos.
Entonces, ¿cuáles son algunas de las características no tan perfectas de Fermina? Para empezar, es selectiva. Es orgullosa y hasta arrogante. Es bastante antisocial; su única amiga es su prima Hildebranda. La corren de la escuela. Jura que odia la berenjena hasta que se come tres platos sin saber qué es. Tiene prejuicios raciales, un hecho con el que no se da a querer por los lectores. Tiene mal temperamento y desquita su enojo con las personas equivocadas. No perdona fácil y se le dificulta reconciliarse después de una pelea. De hecho, lo único en lo que se parece a Cenicienta es en que es buena para los quehaceres del hogar. (Aun así, el desorden no le molesta para nada).
Fermina y el amor
Más que todas estas alarmantes características, lo que hace de Fermina una heroína romántica problemática es su actitud ante el amor. Primero, ¡tiene más de un novio! Bueno, es verdad, no al mismo tiempo, pero Fermina entra al juego del amor prohibido con Florentino. Se prometen casarse, su papá no aprueba y todo es muy romántico. ¿Pero luego qué hace? Deja a su Romeo y se casa con alguien al que su papá sí quiere. Así es. Se le pasa el cursi capricho y se casa con el doctor Urbino, un hombre que puede ayudarla económicamente y asegurarle un lugar respetable en la sociedad. No se casa por romance (¡el romance le parece patético! ) se casa por cuestiones políticas.
Otra cosa: Fermina vive mucho más de lo que uno considera la edad tradicional para ser una heroína romántica. Su historia no se termina con el matrimonio, de hecho, ahí apenas comienza. Para cuando Fermina vuelve con su primer novio, está vieja, arrugada y el sexo no es precisamete apasionado.
A comparación con el idealismo poético de Florentino y la ingenuidad del doctor Urbino, Fermina tiene un entendimiento más sofisticado y pragmático del amor. El amor de Fermina no encaja con el patrón de los romances de cuento. Para el caso, tampoco el de ninguna otra persona, pero ella es la única que está dispuesta a admitirlo.