Mr. Norton
Este tipo es más rico que los ricos y más blanco que los blancos. También ayudó a fundar la universidad a la que asiste el narrador. Mr. Norton es descrito por el narrador como un "símbolo de las Grandes Tradiciones". Y, aunque está convencido de su propia liberalidad y filantropía, no estamos tan seguros de que sea liberal o generoso. Se presenta como un gran cretino.
Mr. Norton nunca responde el pedido de empleo del narrador y no reconoce al narrador en el metro. Muy gentil de su parte, Mr. Norton. Básicamente, Mr. N. sirve como prueba adicional en esta novela de la inutilidad (y deshonestidad) de la ideología.
A pesar de que Mr. Norton insiste en que ve su destino vinculado al de las personas negras, considera su ayuda a nivel macro: es decir, estos negros se graduarán, continuarán sus carreras, etc. Sin embargo, cuando se trata de ayuda personal real (como la que pudo haberle dado al narrador), Mr. Norton no cumple con su compromiso con el progreso racial.
Hay una pregunta que resuena cuando hablamos de él: ¿Por qué se ve tan afectado por la historia de Trueblood? ¿Por qué le da cien dólares al hombre? Tenemos algunas teorías.
Por un lado, quizás el acomodado y acaudalado Mr. Norton está sencillamente fascinado por Trueblood, de la misma forma que nos fascina ver a la orca Shamu de SeaWorld. La existencia de Trueblood está tan alejada de la de Mr. Norton, que este último lo trata como un entretenimiento. Por otro lado, es difícil no notar la obsesión que tiene Mr. Norton por su propia hija.
Él dice, "Su belleza era la más pura fuente de vida, y mirarla era beber y beber y beber aquella pureza. Era una rara creación perfecta, una obra del más puro arte. Una delicada flor nacida en la líquida luz de la luna. Una naturaleza extraterrena, una virgen bíblica graciosa y mayestática. No podía creer que fuese hija mía". Aunque nunca sabremos con certeza si él personalmente se identifica con Trueblood, las declaraciones de Mr. Norton sobre su propia hija sin duda nos hacen reflexionar.