Antínoo
Antínoo es la cara humana que le ponemos al grupo de infames pretendientes. Como tal, Antínoo representa la codicia impropia y la deshonestidad. Come, bebe, asalta toda la provisión de comida que tiene Odiseo y no tiene sentido del límite o del respeto por la casa del rey. Esto nos muestra que él, y como extensión, el resto de los pretendientes, abusaron de su rol como invitados en la casa de Odiseo, sin respeto por su anfitriona (cuya mano, irónicamente, intentan ganar). Por lo tanto, ellos pasan por alto el valor de la hospitalidad, y al hacerlo, se muestran como subhumanos. Recuerda, hemos visto a través de La Odisea que para los griegos la hospitalidad es algo importante. Como es una de las reglas que Zeus personalmente pide a los mortales, romper la ley de la hospitalidad es impío y sacrílego.
La falta de todo respeto a los límites y a la mesura de Antínoo se aprecia en ciertos momentos claves: cuando intenta hacer que el mendigo Odiseo pelee contra el mendigo Iros, cuando le lanza el banco al mendigo, ah, sí, ¿mencionamos el entramado para matar al príncipe, su propio anfitrión? Muy mal, Antínoo. No nos debería sorprender, que dada la increíble importancia que se le da a la hospitalidad, y la increíble forma en que los pretendientes la pisotean, Atenea quiera que TODOS mueran.
Para colmo de males, Antínoo es un vago. Es el primero que sugiere que los pretendientes deberían comer y tomar cada vez que hacen deportes o están descansando. Es el más cerdo de la manada, comiéndose todo y emborrachándose cada vez que puede. La parte más gráfica de su flojera ocurre cuando el tipo trata de usar el arco de Odiseo. Viendo que ninguno ha estado ni cerca de lograrlo, Antínoo los llama a comer; dejarán el arco para el día siguiente. Es bastante apropiado que justo cuando Antínoo está distraído bebiendo vino, sea cuando Odiseo le atraviesa la garganta con una flecha.