Tituba

Tituba, la esclava del Reverendo Parris, es una mujer de Barbados que practica lo que los puritanos llaman "magia negra". Naturalmente, en la obra hace el hechizo más que nada porque la confabuladora de Abigail la manipula para que lo haga. Tituba confiesa su supuesto pecado, pero nunca descubrimos qué le sucede después. De hecho, la ambigüedad de su destino deja bien claro que la cuestión de si estas mujeres son brujas de verdad no importa en lo absoluto en Salem.

Y aunque no hay ningún comentario que apunte directamente a esto, el racismo, sin dudas, cumple un rol muy importante en su destino. El hecho de que haya sido condenada por sus prácticas nace de un prejuicio intrínseco. Antes de ser llevada a Massachusetts, Tituba nunca pensó que cantar, bailar o hacer conjuros fuera algo malo. Eran prácticas espirituales de sus raíces africanas, lo cual se muestra en el cuatro acto, cuando Tituba le dice a su carcelero:

"Diablo ser divertido en Barbados, él cantar y bailar en Barbados. Ustedes..., ustedes lo enojan aquí; ser muy frío por aquí para ese Viejo. Al diablo se le congela el alma en Massachusetts, pero en Barbados él ser tan dulce...". (IV.15)

Es irónico que lo puritanos, que emigraron a Estados Unidos para escapar de la persecución religiosa, ejercieran tan intencionada, cruel e ignorante persecución.