Beowulf
¡Más rápido que un monstruo marino! ¡Más fuerte que un demonio! ¡Más poderoso que un dragón! Es… Beowulf, un guerrero medieval gauta dispuesto a aceptar cualquier reto con el fin de darse a conocer.
Conocemos a Beowulf mientras navega y dirige a un grupo de guerreros gautas a la tierra de los daneses, donde le ofrece sus servicios al rey Ródgar. Con el fin de proteger a los daneses, Beowulf lucha contra dos demonios: primero, Gréndel, el devorador de hombres, y luego la madre desconsolada de este. Tras regresar a Gautalandia rehúsa noblemente apoderarse del trono cuando muere su tío, el rey Híglak, pero Beowulf termina convirtiéndose en rey de todos modos, cuando Hárdred, el hijo de Híglak, muere en combate. Durante sus cincuenta años de reinado, Beowulf infunde miedo en los corazones de las tribus aledañas y protege a su pueblo de todos los enemigos,hasta que un día, un saqueador despierta a un dragón, y Gautalandia se enfrenta a su más terrible amenaza.
Si todo esto suena como para hacer una excelente película de acción y aventuras, nos complace comunicarte que ya la adaptaron a este género, varias veces, de hecho. Échale un vistazo a la sección "Best of the Web" en nuestra versión de esta guía en inglés para ver una lista de las más interesantes.
La importancia de la tribu
Beowulf es parte de una tribu llamada los gautas (su rama específica lleva el nombre de los vedergautas), una cuadrilla de guerreros medievales que vivían en el área que hoy conforma la nación de Suecia. Cabe mencionar que los gautas definitivamente no son suecos; de hecho, los gautas y los suecos son dos tribus suecas rivales, de la misma forma en que los francos y los frisios son tribus germánicas rivales. ¿Sientes que te empieza a dar vueltas la cabeza? El caso es que son dos grupos diferentes que viven en el área que siglos después será Suecia.
Beowulf es leal, en primer lugar, al rey de los gautas, Híglak. En segundo lugar, a su clan, formado por sus parientes, el cual descubrimos que recibe el nombre de "la estirpe wegmunda" o los "wegmundingos". Beowulf también se muestra dispuesto a servir a Ródgar, rey de los daneses, ya que este una vez ayudó a su padre Ekto a salir de una situación difícil. No obstante, aunque Beowulf es un siervo fiel y se labra un nombre al servicio de Híglak, sospechamos que su verdadera lealtad se debe siempre a su persona. Beowulf es, ante todo, leal a sí mismo. Como todos los guerreros de la Escandinavia medieval, tiene como intención darse a conocer, ganar fama, y conservar una gloriosa reputación cuando muera.
Lo que consigue Beowulf durante el transcurso de sus aventuras es labrarse la reputación de ser un poderoso guerrero, un buen rey, y un hombre temeroso de Dios. Al principio le preocupa sobremanera su identidad, quizás porque "despreciáronle antaño / pensaban los gautas que poco valía." (2183–2184), pero una vez derrota al demonio Gréndel en un combate mano a mano, nadie vuelve a cuestionar la fuerza ni el coraje de Beowulf.
Rizando el rizo
Beowulf se convierte en un héroe mítico debido a sus ganas de complicar siempre las cosas más de lo necesario. ¿Conoces a alguien que, independientemente de la opción más sencilla que tenga a mano, siempre siente la necesidad de complicarse la vida? Pues así es Beowulf. No basta con que tenga que viajar a una tierra distante a luchar contra un demonio que parece invencible, sino que tiene que lanzar sus armas a un lado y enfrentarse a él mano a mano. Tampoco basta con que mate a un demonio, sino que también tiene que combatir contra la madre del mismo en su guarida. Y tan pronto escucha que hay un dragón, tiene que buscarlo y enfrentarse a él prácticamente solo, aun a sabiendas de que probablemente lo mate, y así ocurre.
Aunque resulte extraño, la rara obsesión de Beowulf con hacer las cosas más difíciles suele funcionarle bastante bien. El narrador nos revela que, aunque ninguno de los personajes de la epopeya lo sabe, Gréndel es inmune a las espadas, por lo que el combate mano a mano es la única forma de derrotarlo. Puede que la lucha de Beowulf contra el dragón termine con la muerte, pero también gana un magnífico tesoro para su gente e impide que el dragón siga quemando pueblos y masacrando a los campesinos. ¿Cuál es el mensaje que se desea transmitir? El poeta sugiere que la fijación de Beowulf con llevar a cabo sus proezas de la forma más complicada posible es una forma de ganarse el favor de Dios. Quizás sea su valentía, quizás su audacia, quizás su confianza en la habilidad de Dios para decidir su destino, pero sin duda Beowulf está haciendo algo bien.
Es el Michael Phelps del Medioevo
También nos enteramos de una de las pasadas proezas de Beowulf: una competencia de natación con su amigo Breca. Para llevarla a cabo, Beowulf y Breca parten hacia el mar abierto. Como no podía ser de otra manera, tenían que llevar armadura y cargar espadas para poder defenderse de los monstruos marinos. Ya sabemos lo que estás pensando: ninguno de los dos parece ser muy brillante que digamos. De todos modos, se separan cuando un monstruo feroz arrastra a Beowulf al fondo del mar y este, obviamente, le da su merecido. De hecho, cuando sale del agua ya ha matado a nueve monstruos marinos diferentes y ha sufrido lo indecible.
¿Suena un poco demasiado asombroso para ser verdad? Este tremendo relato cumple varias funciones en la epopeya. Primero, dota a Beowulf de algunas de las características de un héroe popular o incluso de un semidiós. Parece más un personaje legendario que un guerrero real, lo cual aumenta el carácter épico de la historia. Segundo, al contar (o quizás exagerar) esta historia, Beowulf aprovecha la oportunidad para jactarse de su habilidad como guerrero. El alarde era parte formal y tradicional de la cultura medieval europea, fundamentalmente la forma en que los guerreros hablaban entre ellos sobre su experiencia y calificaciones. Antes de los curriculum vitae y las cartas de recomendación, existía la jactancia.
Aun los reyes deben morir
Como probablemente notarás al leer Beowulf, la mortalidad y la muerte están constantemente en la mente del poeta que lo escribió. Siempre te recuerda que todo el mundo muere y que la muerte le llega a uno cuando Dios así lo decide, y que uno apenas puede influir en el asunto. Incluso la muerte de Beowulf está programada.
Es particularmente importante para el poeta enseñarnos la escena de muerte de Beowulf. En parte se debe a que la máxima prueba de un guerrero es cómo llega a su fin. También se debe a que podemos valorar el reconocimiento que consigue en base a cuánto se lamenta su muerte, cuánto tesoro entierran junto a él y cuán grande es su pira. Teniendo en cuenta que se supone que las "altísimas llamas" (3143) conformaban la más grande de todas las piras funerarias, creemos que a Beowulf le fue bastante bien al final.