Perros

Hay perros en toda la novela, y de hecho estos animalitos cumplen una función bastante importante en el impulso de la trama. Los perros son todos parientes, como los Linton y los Earnshaw. Aparecen en varias escenas cruciales y tienden a tener un vínculo simbólico con Heathcliff. Por ejemplo, cuando Lockwood intenta ingresar a Cumbres Borrascosas al principio de la novela, se encuentra no solo con varias puertas trabadas sino también con un grupo de perros que le impiden la entrada: lo atacan "dos peludos monstruos" (2.89) de nombre Gruñón y Lobo, cuya inhospitalidad pareciera reflejar la de su amo. Pero Lockwood no capta la señal.

Cuando Catalina y Heathcliff hacen el viaje a la Granja de los Tordos que cambiará el curso de la historia, ven a los niños Linton peleándose por un perro entre sollozos (6.14). Tras ser mordida por Espía, uno de los perros de los Linton, ella se ve obligada a quedarse en la Granja para reponerse, a partir de lo cual su relación con Heathcliff cambia para siempre. Por último, no nos olvidemos de lo que le hace Heathcliff a la perrita galgo de Isabel, Fanny: cuando huyen de la Granja de los Tordos agarra un pañuelo y la cuelga del cuello en un gancho de la pared (indudable presagio de cómo tratará a su nueva prometida).