Ophelia
Ofelia es una linda jovencita, hija menor de Polonio, hermana de Laertes y pretendida de Hamlet. En la obra, Ofelia se debate entre la obediencia a su padre y su amor por Hamlet, lo que traerá trágicas consecuencias.
Ser una “buena” chica
Ofelia es la quintaescencia de la hija obediente, un rol necesario en todas las jovencitas de finales del siglo XVI y principios del XVII. Cuando su padre le ordena dejar de ver a Hamlet, ella responde “Debo obedecer a mi lord” (1.4.10). Después, cuando Polonio, la usa como carnada para, bajo las órdenes de Claudio, espiar a Hamlet, no tiene más remedio sino hacer lo que le piden (3.1.4). Mientras esté soltera, tiene que vivir bajo las reglas de su padre. (Claro, si estuviera casada, tendría que vivir bajo las reglas de su esposo). Esencialmente, Ofelia no tiene control sobre su cuerpo, ni sobre sus relaciones, ni siquiera sobre sus decisiones.
El maltrato de Hamlet
La obediencia que Ofelia le debe a su padre, la pone en una posición de vulnerabilidad con respecto a Hamlet, quien la acusa de ser infiel y engañosa (Hamlet parece saber que Ofelia participa en el espionaje de su padre). La acusa (a ella y a todas las mujeres) de ser criadoras de pecadores, y le dice que se vaya a un convento (3.1.9). Ofelia está destrozada por el duro comportamiento de Hamlet, el hombre que alguna vez le habló con “palabras de tan suave aliento” (3.1.4), ahora parece haber perdido la lucidez y estar en su contra:
“Y yo, la más desconsolada e infeliz de las mujeres, que gusté algún día la miel de sus promesas suaves, veo ahora aquel noble y sublime entendimiento desacordado, como la campana sonora que se hiende”.
Ofelia y la castidad
Hamlet no es el único que define a Ofelia por su sexualidad. Hasta su hermano habla del tema. En el Acto I, Laertes se lanza un discurso bien dilatado acerca de las trampas del sexo prematrimonial (para las mujeres, no para los hombres) y así le infunde miedo a su hermana. De hecho, le dice a Ofelia no menos de tres veces que debe temerle a la intimidad con Hamlet.
¿Laertes se preocupa por su hermana? Quizá, pero su discurso está lleno de explícitas insinuaciones, como comparar el coito con un gusano “calloso” que invade y daña la flor delicada antes de florecer, o que los “botones” se abren en el momento adecuado (1.3.3). Estas alusiones a la anatomía de los genitales femeninos convierten a su hermana en un objeto erótico mientras que insiste, al mismo tiempo, en su castidad. Laertes toma una postura isabelina típica de la sexualidad femenina, donde una mujer “desflorada” era vista como una mujer dañada que ningún hombre quiere para sí.
Ofelia y la locura
Eso es mucha presión para una jovencita, y como ya sabemos, eventualmente Ofelia se viene abajo. Cuando se vuelve loca, canta una canción obscena acerca de una virgen que es engañada para perder su virginidad con promesas de boda (4.5.7) –puedes leer más de esto en “Citas” en la parte de “Géneros”. Esta es una de las razones por las que la crítica ve la locura de Ofelia como resultado de la presión y el abuso patriarcal. El retrato que hace Shakespeare de Ofelia es increíblemente entrañable y pareciera registrar la injusticia con la que la tratan. También pareciera que el momento en que Ofelia se viene abajo anímicamente (que resulta en su ahogamiento) sirve como punto de contraste con la locura fingida de Hamlet, de la que hablamos en la parte de “Locura”.
¿Suicidio?
La muerte de Ofelia, como todo en la obra, es misteriosa. Su ahogamiento ocurre fuera de escena, y nos lo dice Gertrudis, quien pudo haber estado o no presente en el momento.
“Quiso colgarlas del árbol, se quebró la rama en que se apoyaba, y cayeron ella y sus guirnaldas en el lloroso arroyo. Sus ropas se esparcieron manteniéndola a flote durante un tiempo. Se puso entonces a cantar trozos de viejas alboradas, como si no supiera el peligro en que se encontraba, o como si fuese una náyade nacida y criada en las aguas. Pero no tardaron mucho sus 62 prendas en empaparse arrastrando a la pobre doncella y su canción a morir en las cenagosas profundidades”.
Independientemente de si Gertrudis fue o no fue testigo de lo ocurrido, la historia de la muerte de Ofelia es llamativa por varias razones. Primero, su muerte parece ser pasiva: en vez de suicidarse de una vez, según Gertrudis nos cuenta, accidentalmente cae al agua y luego simplemente ni intenta salvarse de morir ahogada. Pareciera ser una metáfora de la vida de Ofelia hacia el final de la historia; se deja llevar por la corriente, haciendo lo que su padre le dice que tiene que hacer en vez de tomar sus propias decisiones. Las “prendas” de Ofelia la “arrastraron” como si esas prendas tuvieran vida.
También es notable que Ofelia sea descrita como una “náyade” con sus “ropas esparcidas”. Hasta en la muerte, Ofelia es una figura erótica. Gertrudis sugiere que el ahogamiento de Ofelia fue natural cuando la describe como una criatura “nativa” del agua. Esto parece una forma peligrosa y destructiva de describir la trágica muerte de una jovencita ¿no te parece?
Cronología de Ofelia