Blanca, Jaime y Nicolás Trueba
Los vástagos del matrimonio Trueba (Blanca, Jaime y Nicolás) tienen sus propios papeles secundarios en esta saga familiar, aunque ninguno de los miembros de esta generación alcanza la importancia de Clara, Esteban o Alba. Blanca, la hermosa hipocondríaca, es una romántica empedernida. Su mayor logro en la vida es el amor que siente por Pedro Tercero García, con quien acaba viviendo felizmente casada en Canadá. Su importancia radica en ser la madre de Alba, pero no es el personaje femenino más fuerte de la novela. De hecho, probablemente sea la mujer Trueba más alejada de los ideales espirituales y políticos que tanto estiman las féminas de su familia.
Los gemelos Jaime y Nicolás no tienen muchas cosas en común. Nicolás hereda la tendencia errante y empresarial de su tío Marcos, mientras que el tierno Jaime hace gala de su propio y feroz idealismo intelectual. Puede que lo único en lo que se parezcan sea en su deseo de desafiar la autoridad de su padre y labrarse su propio camino en la vida, Nicolás como gurú espiritual y Jaime como doctor, ayudando a los pobres que considera víctimas del oportunismo de la clase a la que pertenece su padre. Nicolás acaba siendo desheredado y Jaime cambia de apellido con el fin de renegar del legado paterno. Ambos se muestran algo más que interesados por los rasgos que heredan de su madre: Nicolás intenta desesperadamente emular los poderes telequinéticos de Clara, y Jaime sigue sus pasos con las obras de beneficencia.