Conde Jean de Satigny
A este personaje lo rodea un halo de misterio. ¿Se trata de un aristócrata refinado, tal y como él afirma, o de un cazafortunas bueno para nada? Clara y sus cartas del tarot son incapaces de descubrir los secretos que guarda, y dado que Blanca destruye todas sus fotos, Alba, la narradora, no puede corroborar ninguno de los relatos contradictorios que llegaron a sus oídos, borrar las pesadillas en las que él muere en el desierto ni identificar su cuerpo en la morgue. De hecho, comienza a dudar de su existencia. Puede que esta situación exaspere a Alba, pero a nosotros nos encanta, porque convierte al conde en un perfecto ejemplo del funcionamiento de la memoria en esta novela.