Benjamín (un burro)

Benjamín (un burro)

Benjamín es un burro sabio, “el animal más viejo y de peor genio de la granja. Raramente hablaba, y cuando lo hacía, generalmente era para hacer alguna observación cínica…” (1.3). A pesar de ese mal humor, Benjamín parece ser el animal más inteligente de la granja, aún más inteligente que los cerdos, aunque probablemente menos astuto. Si bien es cierto que intenta actuar de forma desapegada a lo que ocurre en la granja, también queda claro su fidelidad a Boxer, y a menudo, intenta ayudar a su amigo.

Después de la rebelión, los otros animales quieren saber lo que Benjamín piensa de la nueva organización de la Granja Animal. Lo único que dice es “…los burros viven mucho tiempo. Ninguno de ustedes ha visto un burro muerto” (3.4). Con el molino tampoco se entusiasma demasiado y cuando los demás quieren saber por qué, dice lo mismo “los burros viven mucho tiempo” (6.17). Benjamín es la visión a largo plazo; parece operar en una escala temporal diferente a la de los demás, así que no se emociona con las fases y las modas temporales.

Lo triste de Benjamín es que, con toda su sabiduría, se rehúsa a actuar. Pareciera considerar todo como un designio del destino. Da la sensación de que cree que toda acción (incluso la propia) es inútil y carece de sentido, y por momentos parece deleitarse con la futilidad del esfuerzo que hacen los demás animales. Cuando se da cuenta de que los humanos van a volar el molino, el narrador nos dice “lentamente, y con un aire casi divertido, Benjamín agitó su largo hocico” (8.19). Parte de Benjamín parecía disfrutar el hecho de que el molino fuera a ser destruido.

Aun así, Benjamín paga el precio por su inacción. Después de que hieren a Boxer, Benjamín se queda con él y Clover para ayudar a su amigo. Podemos suponer que Benjamín sabía lo que venía después de que los cerdos le dicen a Boxer que será llevado al hospital en Willingdon. El burro espera hasta el último minuto para hacer algo. Ya cuando se llevan a Boxer es que Benjamín corre a alertar a los demás animales; “Nunca habían visto a Benjamín tan excitado; en verdad, era la primera vez que alguien lo veía galopar.” (9.16). Sin embargo, los animales creen que Benjamín simplemente quiere que se despidan de Boxer. El burro tiene que explicarles que lo llevan al matarife.

Después de la muerte de Boxer, el viejo burro está “más malhumorado y taciturno que nunca” (10.2). Cuando los otros animales quieren saber si las cosas habían mejorado después de la rebelión, responde con su cinismo característico “las cosas nunca fueron, ni podrían ser, mucho mejor o mucho peor; el hambre, la opresión y el desengaño eran, así dijo él, la ley inalterable de la vida” (10.6). Podríamos pensar que el punto de vista desolado de Benjamín es el resultado de su propia culpa. No puede evitar pensar que quizá si hubiera hablado en contra de los cerdos con anterioridad, posiblemente Boxer no habría trabajado hasta la muerte y no habría sido vendido al matarife.

Morris Dickstein y otros críticos sugieren que quizá haya algo del propio Orwell en el viejo cínico de Benjamín. Es fácil ver en él algo del punto de vista del escritor. Es filosófico y siempre habla con aires de sabelotodo. Pero con solo escribir Rebelión en la Granja ya Orwell crea una aguda diferencia entre él y Benjamín. Ambos ven la injusticia, pero Orwell escribe en contra de ella, en vez de resignarse y tomarlo todo con un oscuro goce.