Moses (un cuervo)

Moses (un cuervo)

Moses, el cuervo, es una gran incógnita para muchos animales. Cuando los cerdos comienzan a inculcarle a los demás animales los principios del Animalismo, su mayor problema fue “contrarrestar las mentiras que difundía Moses, el cuervo amaestrado” (2.8). Moses es la mascota favorita de los Jones, y siempre está listo para opinar. Le cuenta a los animales acerca de un misterioso país llamado “Monte azúcar” , con lo que les da esperanza de que algún día el trabajo y el sufrimiento llegarán a su fin (2.8).

Durante la rebelión, Moses se va volando después de la desaparición del Sr. Jones. Al cabo de varios años el cuervo vuelve, justo después de La batalla del molino, y de nuevo comienza a regar el mito de “Monte azúcar”. Los demás animales se confunden porque los cerdos “declaraban desdeñosamente que sus cuentos respecto a “Monte azúcar” eran mentiras y, sin embargo, le permitían permanecer en la granja, sin trabajar, con una pequeña ración de cerveza por día” (4.7). Está claro que los cerdos creen que Moses es un farsante, pero también reconocen que les puede servir de alguna forma.

Moses y la Rusia de Stalin

Entonces ¿qué pasa con este cuervo inteligente? Moses representa la Iglesia Ortodoxa Rusa, que era bastante cercana a los zares de Rusia, Nicolás II incluido. Después de la Revolución Bolchevique, en octubre de 1917, se declaró por primera vez en la historia rusa la separación de la Iglesia y el Estado. Los Bolcheviques proclamaron algo como libertad de prensa, diciendo que cualquiera podía profesar la religión de preferencia o emitir opiniones antirreligiosas. La Iglesia, como lo vemos cuando se va Moses atrás de los Jones, no tuvo suerte.

Durante la Guerra Civil Rusa, la mala suerte de la Iglesia continuó cuando se alió con el Ejército Blanco, la combinación de varios grupos antibolcheviques que perdieron la guerra en 1922. Después las cosas se pusieron más difíciles. Bajo el yugo de Stalin, los soviéticos implementaron un programa en contra de la religiosidad ortodoxa. Muchos curas fueron ejecutados como parte de las purgas estalinistas, y en otros lugares, las iglesias fueron profanadas (para más información de las purgas estalinistas, revisa “Simbolismo, imaginería y alegorías”).

Además del hecho de que la Iglesia parecía estar en el medio de la histeria colectiva nacional, el mensaje comunista es a menudo interpretado como antireligioso. El ataque a la Iglesia tenía como objetivo reemplazar la religión por el racionalismo secular. En otras palabras, se quería que la razón y la ciencia fueran la orden del día, y la religión fuera vista como algo obsoleto.

Es conocido que Karl Marx se refiere a la religión como el “opio de las masas”. En otras palabras, creía que la religión era como una droga que mantenía a los trabajadores sumisos y así los capitalistas podían tomar ventaja de ellos. Este es el prejuicio inicial que hasta el más fiel de los animalistas tiene en Rebelión en la Granja. Moses difunde “mentiras” que permitirá la explotación de los animales.

No sorprende, entonces, que cuando las condiciones le son adversas a Napoleón, necesite a Moses una vez más. Cuando Stalin buscaba apoyo patriótico para la guerra contra Alemania en 1941, reinstituyó a la Iglesia nuevamente, ya que se dio cuenta de cómo esto podía ayudar a un líder totalitario.

Cuando Moses regresa, se le hace fácil ser cínico (como Benjamín) y burlarse. Ahora que Napoleón y sus perros se convierten en los opresores, necesitan que el cuervo hable de nuevo del “Monte azúcar”, y además tranquilamente lo compran por “una pequeña ración de cerveza al día” (9.8).

Pero vale la pena recordar que la famosa línea de Marx no termina allí. El filósofo escribe que la religión no es solo “el opio de las masas”, sino que también es “un corazón en un mundo sin corazón”.