Boxer (un caballo)
Boxer es el animal más fuerte y probablemente el más admirado de toda la granja. El narrador nos lo presenta como “una bestia enorme, de casi quince palmos de altura y tan fuerte como dos caballos normales juntos […] no era muy inteligente, pero sí respetado por todos dada su entereza de carácter y su tremenda fuerza para el trabajo” (1.3). A medida que avanza la historia, rápidamente vemos que Boxer es un trabajador incansable, pero que su firmeza de carácter, muy a menudo, se convierte en una lealtad ciega que lo meterá en problemas.
En su discurso inicial, el viejo Mayor advierte a Boxer “el mismo día que tus grandes músculos pierdan su fuerza, Jones te venderá al descuartizador, quien te cortará el pescuezo y te cocerá para los perros de caza” (1.10). Boxer aprecia las palabras del viejo Mayor, pero una vez que Jones es expulsado de la granja, el caballo cree que la amenaza también se ha ido. Su mente no es lo suficientemente sutil como para ver que los cerdos, que supuestamente son descendientes del viejo Mayor, se parecen cada vez más y más a Jones.
Después de la rebelión, Boxer asombra a todos con su ética de trabajo; crea su propio lema “trabajaré más fuerte” (3.3). En La batalla del establo de las vacas, pelea valientemente. El narrador nos dice que “el espectáculo más aterrador lo ofrecía Boxer, encabritado sobre sus cuartos traseros y coceando como un semental con sus enormes cascos herrados” (4.8). Aunque en situaciones normales es un gigante gentil, uno comienza a sentir el poder de Boxer cuando su furia se desata. Es muy probable que la batalla no se hubiera podido ganar sin él.
Cuando las cosas se comienzan a enrarecer en la granja, Boxer experimenta un vago sentido de la preocupación. El problema es que no es lo suficientemente inteligente como para entender exactamente lo que pasa, y en lugar de pensar por él mismo, prefiere mantenerse obstinadamente leal a la causa de la Granja Animal. Después de que Snowball es expulsado, Boxer intenta pensar en cosas por él mismo, pero todo lo que puede concluir es “…si el camarada Napoleón lo dice, debe de estar en lo cierto” y crea otro lema personal “Napoleón siempre tiene razón” (5.22). Sus intenciones son buenas, pero necesita a alguien más que le diga qué pensar. Con los astutos cerdos manejando los hilos, no queda duda de que tomarán ventaja de Boxer.
A medida que pasa el tiempo, los demás animales siguen fijándose en Boxer. Están mucho más inspirados por su ética que por los ingeniosos discursos de Squealer, y porque Boxer permanece leal a los cerdos, todo el mundo permanece leal a los cerdos. Cuando Napoleón comienza a ejecutar a otros animales, Boxer solo alcanza a decir “…no comprendo. Yo no hubiera creído que tales cosas pudieran ocurrir en nuestra granja. Eso se debe seguramente a algún defecto nuestro. La solución, como yo la veo, es trabajar más” (7.28). Uno se da cuenta de que la razón por la que Boxer crea y adopta lemas personales, es porque los necesita para poder vivir por algo. Cuando las cosas se ponen difíciles, lo único que puede hacer es refugiarse en ellos.
Después de la destrucción del molino en La batalla del molino, Boxer se traza como objetivo tener uno nuevo antes de retirarse, pero en el proceso, se sobrecarga y es cuando la profecía del viejo Mayor reaparece. Los cerdos habían reemplazado al Sr. Jones, y su solución para un caballo retirado es la misma. Sin embargo, los cerdos necesitaban al menos aparentar serles fiel a los animales, y por eso dicen que llevarán a Boxer al hospital. Para el momento en el que Benjamin y Clover gritan que la furgoneta donde llevan a Boxer es de un matarife, ya es demasiado tarde. El narrador nos dice lo siguiente:
“En otros tiempos, unas cuantas patadas de los cascos de Boxer hubieran hecho trizas el furgón. Pero, desgraciadamente, su fuerza lo había abandonado; y al poco tiempo el ruido de cascos se hizo más débil y se extinguió” (9.23).
Boxer y la Rusia de Stalin
Como figura alegórica, Boxer es la mímesis del proletariado ruso, la fuerte pero, a menudo ignorante clase trabajadora. Aunque los cerdos sean el objeto de la sátira más dura, por momentos no puedes evitar preguntarte cuánta responsabilidad le otorgaba Orwell al proletariado en aquella situación rusa. Después de todo, fue esa fuerza la que permitió que la Revolución Rusa triunfase en 1917. A través de personajes como Boxer y Clover, queda claro que el narrador le tiene poco respeto a la inteligencia del hombre común de aquella época, y lo disminuye a peón del régimen soviético. Después de todo, a pesar de lo admirable y de buen espíritu que es el personaje de Boxer, sin su estupidez ni su fuerza, los cerdos jamás hubieran podido llegar al poder.