John, "El salvaje"

John, "El salvaje"

Los diferentes mundos de John

John es como una esponja moral. Recoge cualquier cosa de lo que va viviendo: desde Shakespeare hasta la Biblia, o a la creación de mitos de la Reserva, o a las historias que ha oído acerca del mundo civilizado. La consciencia de John es un empleador con igualdad de oportunidades. Aunque esto lo convierte en gran experimento social, para el pobre, es increíblemente difícil. La vida, para John, es un problema que consiste en conciliar diferentes mundos.

Y como ya nos lo imaginábamos, Huxley nos lo pone bastante explícito. Hay un gran párrafo en el capítulo ocho en donde John agarra todos estos campos y los bate juntos, y al final le queda esto: “Acostado en la cama, pensaba en el cielo, y en Londres, y en Nuestra Señora de Acoma, y los niños en frascos limpios y hermosos, y Jesús volando, y Linda volando, y el gran Director de los criaderos, y en Awonawilona”. Entonces tienes: cristianismo, religión de los nativos americanos, y el mundo “civilizado”, todo mezclado en su mente, todo igual de real y todo igual de mítico. John no puede trazar la línea entre la indiscutible realidad que es el Estado Mundial y las demás creencias religiosas que ha visto.

La cosa se complica cuando añadimos Shakespeare a la mezcla. Mira este pasaje del capítulo siete. El jefe de la estación se jacta de que el Cohete Verde de Bombay puede moverse a “mil doscientos cincuenta kilómetros por hora”, a lo que John replica: “Sin embargo […] Ariel podía ponerle un cinturón a la tierra en cuarenta minutos”. Ahora mezcla la realidad de la tecnología con la ficción de la literatura. O también, ¿te fijaste que, en los momentos de angustia, John usa bien sea a Shakespeare, bien sea a Zuñi para expresarse? Más ingredientes para el cóctel.

No es difícil ver cómo ocurrió todo esto. John creció oyendo mitos acerca del Estado Mundial al mismo tiempo que oía historias de Jesús, o Awonawilona, o personajes de Shakespeare. En todo caso, haber visto el “otro lugar” con sus propios ojos le hace difícil tratar a Shakespeare o a la religión como mitos; después de todo, ha probado por sí mismo que los mundos míticos sí existen.

Parte de la razón por la cual la realidad es tan enredada para John, es que lleva una gran carga. De una forma u otra, su personaje termina representando a Jesús, a Juan Bautista, a Otelo, a Hamlet, a Romeo, a Julieta y el compendio del buen salvaje. (El buen salvaje = un gran concepto o término que se oye bastante en los círculos de la crítica literaria. La idea es que ese hombre en su estado natural, sin haber sido contaminado por la modernidad y la tecnología, es, de alguna forma, más puro y menos corrupto que el hombre civilizado). Pero comencemos con lo de Shakespeare.

John y Shakespeare

La Tempestad realmente nos garantiza la más grande de las discusiones, porque se presenta más prominentemente en Un Mundo Feliz. De hecho, creemos que si realmente quisiera, podrías leer la novela como una parodia de la obra de Shakespeare.

En caso de que no hayas leído La Tempestad, la historia va más o menos así: Próspero y su hija, Miranda, están exiliados en una isla con dos espíritus: el relativamente bueno Ariel y el generalmente malo Caliban. Próspero sabe magia, así que hace naufragar un bote lleno de enemigos en la isla. Miranda, que nunca ha visto a un hombre antes aparte de su padre, se enamora del primero que ve, el Príncipe Ferdinand, y pasan toda la obra tratando de no tener sexo antes de casarse. Es ella quien tiene la línea de “Oh, mundo feliz, que tiene tales gentes…” (en inglés, para que no digas: “Oh brave new world, that has such people in it”, ¿te fijaste? Claro que te fijaste) cuando ve al hombre que ha naufragado en su isla.

Si quieres ver Un Mundo Feliz como una parodia, entonces John sería Miranda, porque es quien se encuentra con un mundo nuevo que ofrece una enorme cantidad de tentaciones sexuales. De algún modo, también lo podemos comparar con Ferdinand, porque convierte a Lenina en una versión promiscua de la virginal Miranda. Próspero es la autoridad que hace que todo ocurra, así que su análogo sería un Dios muy ausente, o un Mustafá muy presente. Y si hacemos lo mismo con los pequeños espíritus, Helmholtz pareciera ser un benevolente servidor de John, así que podríamos decir que es como Ariel. Por otra parte, Bernard, quien deja mal a sus amigos, es más como Caliban. Además, Bernard tiene una pequeña deformación física, al igual que Caliban.

Las demás obras de Shakespeare nos dan analogías similares en la vida de John. Por ejemplo en Otelo, John es bastante parecido al personaje de Otelo, un hombre de alguna forma aislado de los demás por su color de piel. (Otelo era un hombre negro en un mundo de blancos, John es un hombre blanco que creció en una reserva de americanos nativos). De hecho el mismo Huxley ha hablado de esta conexión.

Hamlet también tiene grandes conexiones. En la obra, Hamlet alucina con la posibilidad de matar a su padrastro Claudio, quien se acuesta con su madre (la de Hamlet) Gertrude. De igual forma, John odia a Popé, el hombre que se acuesta con su madre, y piensa en matarlo. Varios intelectuales atribuyen el comportamiento de Hamlet al complejo de Edipo, un complejo que quizás John también tenga.

Asimismo tenemos a Romeo y Julieta: dos amantes de distintas familias = dos amantes de distintos mundos. John y Lenina a menudo intercambian estos personajes en grandes momentos de intercambio de personalidad. Estamos cubriendo las grandes conexiones, pero claro que hay muchas otras cosas interesantes acerca de John y sus remanentes shakesperianos citados en Un Mundo Feliz.

Hasta los momentos todos nuestros debates de Shakespeare han sido un vistazo a los trucos que usa Huxley a la hora de escribir, pero ¿qué significa realmente Shakespeare para el personaje de John? ¿En realidad él entiende todas estas conexiones? Podríamos decir que sí y podríamos decir que no. Por una parte, sí, John lo entiende, relaciona el racismo con sus tres semanas en helicóptero y lo que leyó en Otelo. Se imagina a sí mismo como Romeo y a Lenina como Julieta. Entiende lo del “nuevo mudo” en La Tempestad ¿por qué, si no, cita tan adecuadamente a Miranda?

Por otra parte, no, no entiende nada. No hace la conexión entre el racismo que ha sufrido y Otelo, tampoco ve a Lenina como Julieta (¡Lenina es promiscua!) y más importante aún, no entiende que la línea de “ah, mundo feliz…” esté empapada de sexualidad. Y para rematar, pareciera olvidarse del punto freudiano.

Si todo esto es verdad, estamos en problemas. Si John cita indistintamente a Shakespeare sin entender la racionalidad que hay detrás de dichas citas, ¿qué sería entonces El Rey Lear sino más hipnopedia? John no fue adoctrinado mientras dormía, pero las lecciones que le han inyectado son igual de irreflexivas. Inclusive, John lo admite: “Estas palabras y la extraña, extrañísima historia de donde fueron tomadas (no podía recordarlo, pero era hermosamente igual), le dieron una razón para odiar a Popé; e hicieron este odio más real, de hecho, hicieron a Popé más real.” Bueno, si quieres más evidencia, revisa el capítulo diecisiete, cuando Mustafá le pregunta a John si sabe lo que es un filósofo y John le responde con una definición tomada como fuera de contexto de Hamlet: “Un hombre que sueña con menos cosas de las que hay en el cielo y la tierra”. Varios intelectuales usan estas líneas para afirmar que John no tiene ni idea de lo que habla.

John y el amor. Y Freud. Y Edipo

Rubias atractivas aparte, al menos John entiende que su angustioso y apasionado amor por Lenina es como algo salido de Shakespeare. Desafortunadamente, es algo salido de las tragedias griegas y de los más profundos y oscuros pensamientos del hombre. Es algo serio, así que vamos con eso.

Lo primero que todos tenemos que preguntarnos es, “John… ¿QUÉ estás haciendo?” Como lectores, definitivamente tenemos curiosidad por qué John, principalmente un hombre de virtud y pilar de castidad, se enamora de una mujer extremadamente promiscua; es algo que para él –o para nosotros- no tiene sentido. Así que tenemos que buscarle una explicación al porqué le gusta tanto esta chica.

Posible razón #1: Lenina es blanca

Nivel de escándalo: políticamente incorrecto, pero vamos a dormir bien esta noche.

John le aclara a Bernard que está pasando su vida y sigue solo. De hecho piénsalo, pareciera que dijera “¡Hey! Se me pasa la vida y sigo solo. ¡Tú también! ¡No puede ser!” Parte de la razón de su aislamiento es que era distinto a los demás niños de la Reserva. Inclusive se enamora de una jovencita (Kiakimé), que, trágicamente, se casa con otro (presumiblemente de su mismo color de piel). Esto no es algo que se nos ocurra de gratis, el mismo Huxley explícitamente comenta que Otelo y John se conectan por el tema del racismo. Lo que queremos decir es que cuando John ve a Lenina, su solitario corazoncito no va y dice “¡mira, una chica!” sino “¡mira! ¡una blanquita!” Lenina es el medio que usa John para salir de la soledad.

Posible razón #2: John quiere acostarse con su mamá.

Nivel de escándalo: fuera de todo pronóstico.

Sí, vamos por este camino y no nos da vergüenza. En una novela con orgías elevadas a la enésima potencia, la propiedad sexual no es una opción. Así que lo que diremos es que Lenina es la mamá de John, metafóricamente. Comencemos con sus nombres: Linda, Lenina ¿ves que se parecen fonéticamente? (De nuevo, Huxley tiene una variedad enorme con los nombres, así que no podemos ignorar esta similitud. Revisa “Pistas del personaje” y sabrás de lo que hablamos). Mientras no sabemos nada de la casta de Lenina, todo indica que es una Beta (más información en su “Análisis del personaje”), al igual que Linda. Ambas van a la Reserva para salvajes con un hombre Alfa con el que están saliendo en ese momento. Ambas trabajaron con botellas, ambas están obsesionadas con lo material y ambas están más que dispuestas a ser objetos sexuales. En realidad, Linda es Lenina con unos años más.

No es una comparación olímpica; John también hace la misma conexión (aunque no conscientemente) entre su madre y su casi novia. En el capítulo dieciocho al no poder dejar de pensar en Lenina, se distrae pensando… en su mamá. Mezcla sus imágenes de la muerte de Linda con las de Lenina desnuda. ¡Qué loco! Huxley conecta estos dos eventos de forma estructurada, ya que la muerte de Linda es lo que saca a John de la escena con Lenina desnuda, que hace que Lenina quede decepcionada. El punto que queremos discutir es que el deseo que tiene John de acostarse con Lenina es una manifestación del deseo subconsciente de acostarse con su mamá.

Esto no es nada nuevo. Freud lo pone todo en palabras, pero comienza con Edipo Rey, una obra de Sófocles, la cual le da el nombre a la obra. En la obra de Sófocles, un hombre llamado Edipo accidentalmente mata a su papá y se acuesta con su mamá (no sabe que en realidad son sus padres. Es una larga historia, pero la puedes buscar en Shmoop). Al final, cuando se da cuenta de lo que ha hecho, se quema los ojos y queda ciego. La teoría de Freud es que todo hombre, secretamente, quiere hacer esto.

John es un buen ejemplo. Trata de matar a Popé, quien es lo más cercano a un padre que puede tener. Luego, como su madre muere, y ya no puede acostarse con ella, él (muy posiblemente) se acuesta con Lenina, quien hemos establecido como el alter ego (al menos a los ojos de John) de Linda. Pero ahora viene el momento revelador: “El sol estaba muy alto cuando despertó. Permaneció echado un momento, parpadeando a la luz, como un mochuelo, sin comprender; después, de pronto, lo recordó todo. ¡Oh Dios mío! ¡Oh Dios mío! Se cubrió los ojos con una mano”.

¡Ejem! ¿”Cómo un mochuelo, sin comprender”? ¿Se cubre los ojos? Suena muy parecido a Edipo. Bueno, creemos que es tiempo de pasar de página.

El sufrimiento de John y la Biblia (¿relacionado? sí)

Hablando de personas que se pican sus propios ojos, hablemos de la afición de John por auto flagelarse. Si el sujeto se purga y se azota, debe haber alguna explicación por algún lado.

Posible razón #1: John se rebela en contra del Estado Mundial

Queda claro que John NO es un fan de la civilización. Tan claro que lo dice en el capítulo dieciséis. Está disgustado por sus métodos, horrorizado por la falta de humanidad, y se molesta cuando tratan de imponerle sus reglas. ¿Qué hace un hombre? Se defiende. Desafortunadamente, cuando estas reglas son “Sé feliz todo el tiempo”, la única forma de romper las reglas es siendo miserable, y eso es lo que hace John: sufre para probar que no está bajo el yugo de los Controladores mundiales.

Posible razón #2: el sexo y la violencia van juntos en el Estado Mundial

El Estado Mundial es definitivamente un punto medio estático para cualquier tipo de emoción. La gente está contenta y feliz, pero no hay disfrute real (si quieres contradecirnos, deberías usar el párrafo del final del capítulo cinco que describe a Fifi Bradlaugh). Los ciudadanos se irritan de vez en cuando, pero nadie se molesta de verdad. Los sentimientos extremos han sido reducidos a ausencia de emociones.

La lógica que le sigue entonces es que para tener un placer extremo y real, hay que tener un dolor extremo y real. En el Estado Mundial, esto se traduce en sexo y violencia, los dos extremos de la pasión. Ahora, al leer el libro, uno se da cuenta de que el sadismo y el masoquismo están bastante presentes. Fíjate en los momentos de violencia de los “sensoramas”: con la sensación de un beso hay un golpe en la cabeza. Luego está el primer encuentro sexual entre Linda y Popé, donde John termina siendo abusado. En el Servicio de Solidaridad de Bernard, el orgasmo implícito de una mujer es descrito “como si le hubieran cortado la garganta”. Cuando Lenina toma a John de forma sexual, clava sus uñas en su muñeca. La mayor conexión es la escena del clímax; en la orgía no solo hay sexo grupal, sino flagelación grupal.

El mismo John es responsable por esta relación en Un Mundo Feliz. La novela parece querer decir que, para tener lo uno, es necesario tener lo otro. Pero John no quiere tener sexo, entonces ¿por qué toda esta violencia? Una explicación es que John sigue castigándose por tener los pensamientos sexuales que tiene (mira la escena donde se lanza a unos arbustos espinosos para dejar de pensar en el cuerpo desnudo de Lenina). Si está molesto con Lenina, es simplemente una energía mal dirigida, en realidad debe estar molesto consigo mismo por no tener más fuerza de voluntad. La segunda explicación es que John se autoflagela porque es lo más cercano al sexo que podría estar. De cierta forma, los extremos de violencia son parecidos a los extremos del orgasmo; ambos son sentimientos extremos que, en un mundo sin emociones, en un mundo vacío, están tan cerca de John como John está de ser humano.

Posible razón #3: John es un hombre religioso

El mismo John dice que Dios es “una razón para la autonegación” Ajá ¿Y qué significa eso? Bueno, básicamente, que John cree en el alma (Bernard se lo dice a Mustafá en su reporte escrito). Le preocupa qué será de él después de la muerte. Sin Dios, sin alma, no habría razón para hacer nada sino satisfacer la vida terrenal. Pero con Dios, con alma, hay una razón para luchar por el beneficio a largo plazo.

El cristianismo, en particular, o al menos algunas formas de cristianismo, promueven el sufrimiento como parte necesaria de la vida. Si todos deben luchar para ser como Jesús, y Jesús sufrió por su propia voluntad, entonces eso es lo que todos debemos hacer… o sea, ¿qué tenemos, que ponernos al sol con los brazos a los lados como Jesús en la cruz? Bueno, eso es lo que cree John.

La imaginería cristiana que rodea al personaje de John, no es precisamente sutil. Primero, intenta directamente ser como Jesús; sin esconderse, sin vergüenza alguna. Tenemos a Lenina clavando las uñas en sus muñecas (una perversión sexual de la crucifixión, por cierto), y John lanzándose a los arbustos espinosos en el capítulo dieciocho. De hecho, sería muy fácil escribir un ensayo acerca de las cinco heridas de Cristo presentes en Un Mundo Feliz.

Aparte de lo de Jesús, también hay un montón de referencias bautistas de John, más que todo por su nombre. Comencemos recordando que John en español, es Juan (no es que no parecía obvio, pero no está mal recordarlo ¿verdad?) y que, en consecuencia, el famoso John Baptist es el mismo que Juan Bautista. Dicho esto continuemos. En el evangelio de Mateo, Juan Bautista se va a pasar un rato al desierto. Un montón de curiosos lo siguen. En este caso el retiro en el desierto = retiro en el faro. A Juan Bautista lo matan por las exigencias de una mujer sensual, y Lenina, bastante sensual también, es la causa del suicidio de John.

Lo que nos trae, al fin, a la muerte de John. Con toda la imaginería animal en toda la novela (revisa “Símbolos, imaginería y alegorías”), una de las principales preocupaciones de John es mantenerse humano, no bestializarse. Como el sufrimiento es una de las formas que tiene de mantener su humanidad, quizá su muerte sea, en última instancia, la mejor forma de declarar “Soy un hombre”, especialmente viendo que su muerte sucede después de todas las formas bestiales vividas en la escena de la orgía.

Pero mientras una interpretación dice que su suicidio es, en última instancia, la máxima forma de sufrimiento, otra interpretación dice que su suicidio es, en última instancia, el fin de su sufrimiento. John no puede lidiar con su culpa por haber tenido sexo con Lenina y por eso se mata. Es posible que John esté escapando. La forma en que interpretes la muerte de John tiene mucho que ver con el mensaje que recibas de Un Mundo Feliz. Quizá sea un mensaje optimista: John logra la libertad de una forma que, en vida, jamás pudo tener. Quizá el sea un poco más pesimista: la única oportunidad del individuo en el Estado Mundial murió con John. ¿Cuál eliges?