St. John Rivers
La primera cosa que tenemos que explicar de st. John Rivers es cómo pronunciar su primer nombre, "st. John". No es "san John," aunque eso es lo que significa, por supuesto; en inglés se pronuncia "SIN-jun." No nos preguntes por qué. Los ingleses tienen ese acento adorable.
Él no es un verdadero santo tampoco—es simplemente un primer nombre extraño—aunque él sí piensa que es uno de los elegidos. (También, ya que estamos hablando de nombres, puede que valga la pena pensar acerca de los dos primos de Jane llamados John: John Reed y st. John Rivers.)
Grande y poderoso
Puede que st. John no sea oficialmente canonizado aún, pero él está muy convencido de que está cerca de serlo. Después de todo, él hizo una seria mortificación de la carne para sacrificar todos sus deseos y convertirse en un misionero en la India. Más que nada, esto tiene sentido. Él simplemente no está contento viviendo una vida calmada, normal, doméstica. Él tiene ese deseo de algunas personas para ir y salir airosos de desafíos y situaciones insoportables.
Pero hay una cosa que él no ha podido dejar de querer tener: la señorita Rosamond Oliver, la belleza adinerada del vecindario. Ella lo ama, él la ama, el padre de ella lo acepta—debe funcionar. Y st. John básicamente se derrite cada vez que la ve. Pero piensa que ella no sería una buena esposa para un misionero y por eso no quiere demostrar sus sentimientos hacia ella. Renunciar al proyecto de misionero en la India es simplemente imposible:
-Aunque haya amado a Rosamond Oliver tan intensamente como la amo, y reconociendo lo bella, exquisita y graciosa que es, jamás he dejado de comprender que no será una esposa apropiada para mí, que no sería la compañera que necesito. Me consta que a un año de éxtasis, sucedería toda una vida de lamentar esa unión. (3.6.45)
¡Qué horror! Alguien debería decirle a este chico que el amor todo lo puede.
¡Témpano de hielo! ¡muerto a la vista!
Aparte de esta única pasión, st. John es "duro y frío", él está "congelado", él es "frío como un témpano de hielo". Puede que sea buen mozo, rubio y de ojos azules, pero él puede bien ser "ya no de carne sino de mármol", como una especie de estatua griega de Apolo. Cuando le propone matrimonio a Jane, a quien considera una buena esposa para un misionero, ella se queda en shock con la idea de que él sería capaz de casarse con alguien que no ama. Ella también sabe que él se forzaría a sí mismo a tener relaciones sexuales a pesar de no tener sentimientos amorosos por ella porque eso es lo que hacen marido y mujer. Jane piensa que todo eso es repugnante y nosotros también.
Lo extraño de st. John es que puede que al principio parezca un hombre raro obsesivo compulsivo de sangre fría, pero él es en realidad en lo que Jane se está tratando de convertir: alguien que toma decisiones de relaciones en base únicamente a la lógica y funcionalidad. Una vez que Jane se da cuenta de que él es el punto final natural de esa filosofía, ella regresa corriendo a su amor verdadero, Rochester, tan pronto como puede, Bertha o no Bertha.
Recuerda que Jane Eyre termina con st. John Rivers. Él es el último personaje acerca del que pensamos, va solo por ahí en la India, haciendo cuestiones de misionero y esas cosas. Siempre hay mucho énfasis en los finales cuando se trata de literatura, así que eso es probablemente importante. (Visita "¿Qué pasa con el final?" [en inglés] para tener más información.)