Evaluación de datos y hacer conjeturas
Ok. Hasta el momento hemos ejercitado bastante con los datos en las páginas anteriores. Hemos totalizado cifras en bruto, calculado promedios, y graficado diagramas e histogramas para expresar nuestros datos. Ahora solo necesitamos asegurarnos de que entendemos lo que todo esto quiere decir. Retrocedamos un poco a nuestra encuesta de mentira acerca de las redes sociales, y rápidamente revisemos de nuevo el tema y los datos.
Les hicimos a 50 chicos y 50 chicas de la escuela media las siguientes preguntas:
- ¿Usas FaceSpace, MyBook o ambos?
- ¿Cuánto tiempo al día le dedicas a estas páginas?
- ¿Tienes "agregados" a tus padres?
- ¿Sabes si tus padres monitorean el uso que le das a estas páginas?
Y este fue el resultado que obtuvimos*:
Resultados de redes sociales (% que respondió sí a las preguntas) | Chicas | Chicos |
MyBook | 86% | 66% |
FaceSpace | 30% | 36% |
Ambos | 24% | 22% |
Ninguno | 8% | 20% |
Padres "agregados" a amigos | 66% | 50% |
Monitoreados por sus padres | 54% | 30% |
Promedio de tiempo que dedica a estas páginas | 2.20 hr/día | 1.01 hr/día |
Tiempo dedicado a las redes sociales (horas/día) | Chicas | Chicos |
Media | 2.20 | 1.01 |
Mediana | 2.17 | 0.98 |
Rango | 3.75 | 1.88 |
*No son datos reales.
Basándonos en todos estos datos, es evidente que las chicas de escuela media de San Francisco dedican más tiempo en las redes sociales que los chicos. Tanto la media como la mediana de las chicas son significativamente más altas. De hecho, la mediana de las chicas es mayor que el cuartil mayor de los chicos (Q3). Además, las chicas generalmente tienen a sus padres "agregados" a sus amigos, y en consecuencia, sus padres las monitorean más. Nuestro estudio no comprueba que nuestra hipótesis sea verdadera, pero sugiere que es muy probable.
Basándonos en estos resultados, nos podemos preguntar ¿Por qué los padres monitorean más a sus hijas que a sus hijos? ¿Por qué las chicas usan tanto de su tiempo libre para socializar? ¿Qué hacen los chicos en su tiempo libre?
Finalmente también nos debemos preguntar si existe algo que se nos escape, alguna pregunta que no nos hemos hecho. Por ejemplo, podríamos extender la encuesta fuera de las fronteras de San Francisco. Podríamos intentar dividir los datos por edades: en general ¿Los chicos de 13 años pasan más tiempo en las redes sociales que los de 12?
También es importante preguntarnos ¬por qué y cómo obtuvimos los números. Los datos que recolectamos ¿fueron los correctos? ¿Los estudiantes contestaron con sinceridad? ¿Alguno de los chicos habrá dicho que pasa menos tiempo en las redes sociales de lo que en realidad pasa? ¿Algún estudiante habrá dicho que pasa más? Todas estas preguntas son completamente válidas a la hora de realizar un buen experimento estadístico. ¡Y estamos seguros de que se te ocurren muchísimas más!